HUNGRÍA –
22/10/2024
El heroico
levantamiento anticomunista húngaro de 1956 fue espontáneo y de alcance
nacional contra el gobierno títere impuesto por la Unión Soviética.
El pueblo
húngaro había solicitado continuamente la libertad necesaria para elegir su
propio sistema político alejado del socialismo. Así, surgieron por todo el país
movimientos que pedían el fin de la opresora policía secreta.
La revuelta
comenzó como una protesta estudiantil que atrajo a miles de personas a una
marcha por el centro de Budapest hacia el edificio del Parlamento. Una
delegación estudiantil fue detenida al entrar en el edificio de la radio
estatal con la intención de transmitir sus demandas. Cuando los manifestantes
en las calles exigieron la liberación de la delegación la policía política y
los soldados soviéticos abrieron fuego desde el interior del edificio. También
hubo manifestantes que contestaron con las armas facilitadas por los soldados
húngaros que se unieron a la sublevación.
La noticia se
difundió rápidamente y llevó al estallido de desórdenes y violencia en la
capital. La revuelta se expandió rápidamente por todo el país y el gobierno
comunista fue derrocado. Miles se organizaron en milicias para combatir a la
policía política y a las tropas soviéticas. En la foto la quinceañera Erika
Szeles que se alistó voluntaria y murió luchando contra los rusos. Hubo
comunistas que fueron ejecutados o encarcelados, a la vez que antiguos
prisioneros políticos fueron liberados y armados. Consejos improvisados
arrebataron el control municipal al Partido comunista y exigieron cambios
políticos. El nuevo Gobierno encabezado por Nagy disolvió formalmente la
policía política, declaró su intención de retirarse del Pacto de Varsovia y
prometió restablecer las elecciones libres. A final de octubre los combates
casi habían cesado y comenzó una sensación de normalidad.
La rebelión
húngara cuestionaba el estilo de gobierno estalinista y, por tanto, amenazaba
la naturaleza misma del régimen comunista de partido único. Así, tras haber
anunciado su voluntad de negociar la retirada de las fuerzas soviéticas, el
politburó ruso decidió aplastar a los contrarrevolucionarios. El ejército
soviético movilizó 31.550 soldados con 1.130 tanques y el 4 de noviembre de
1956 invadió Budapest y otras regiones del país ante la pasividad de Occidente.
La resistencia húngara continuó hasta el día 10. Más de 2.500 húngaros y 722
soldados soviéticos perecieron en la invasión y unos 200.000 huyeron en calidad
de refugiados. Los arrestos masivos y las acusaciones continuaron durante
meses. A comienzos de 1957 el nuevo gobierno impuesto por los rusos había
ahogado toda oposición pública.
El
aplastamiento realizado por los soviéticos provocó el rechazo incluso de muchos
marxistas en el mundo libre, pero fortaleció el control soviético sobre Europa
central. Las críticas a la invasión estuvieron prohibidas durante más de 30
años.
El 23 de
octubre de 1989 fue declarado fiesta nacional en conmemoración de la
sublevación de 1956.
En la
actualidad Rusia continúa promoviendo guerras por todo el mundo como vemos en
Ucrania e Israel.
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