HOMENAJE


 

HOMENAJE – 29/11/2023

Un hecho que muestra el odio de la secta de los bergoglianos al catolicismo es el concierto de polifonía que organizó el pasado día 26 en el bonito templo madrileño de San Antonio de los Alemanes en homenaje a Isabel I de Inglaterra.

Hija de Enrique VIII, nació como princesa, pero su madre, Ana Bolena, fue ejecutada cuando ella tenía tres años, con lo que Isabel fue declarada hija ilegítima. Sin embargo, tras la muerte de sus hermanos Eduardo y María, asumió el trono hasta el día de su muerte en 1603.

Una de las primeras medidas que tomó fue establecer una iglesia protestante independiente de Roma, que luego evolucionaría en la actual iglesia de Inglaterra, de la que se convirtió en la máxima autoridad. Al comienzo de su reinado, restableció el Acta de Supremacía, aprobada por su despótico padre, y suprimida por María I. Esta ley imponía a todos los súbditos del reino la asistencia a los servicios religiosos anglicanos. Los castigos para los desobedientes incluían multas, confiscación de bienes, latigazos y hasta penas de muerte. Para controlar a la población se introdujo un sistema de espionaje y delación contra los considerados enemigos de la reina como los católicos. Muchos tuvieron que huir de su patria y refugiarse en España o Flandes.

En 1585, el Parlamento inglés dio un plazo de 40 días para que los sacerdotes católicos abandonaran el país bajo amenaza de muerte y se prohibió la misa incluso de forma privada. En 1587, hizo ejecutar a la reina de Escocia, su prima María Estuardo, por ser católica, a la que tenía presa desde hacía 19 años.

No podría ser más antipática. Flaca, estirada, con los ojos parecidos a los de su padre. En femenino, es aquel mismo ojito pequeño y cruel, sin expresión de sentimiento, ni de afecto, menos aún de sobrenatural.

En el cuadro da la impresión de una mujer seca, que salió de una lata de conserva vestida de reina. El color es el de un cadáver que de repente hubiera abierto los ojos y pintado los labios. La frente es grande porque era calva teniendo que usar una peluca para sostener la corona.

No parece vieja, pero tiene de la juventud la inmadurez y el enmohecimiento de la vejez. Es el encuentro desfavorable de todas las edades.

Su traje es la expresión exagerada de algo que es bonito. Discutible es esa especie de bufanda que envuelve la barbilla completamente, formando un marco muy extraño para la cara igual que esa especie de chaleco. El manto de armiño que usa es muy bonito, forrado estupendamente. La figura de ella es muy desfavorable. No hay quien pueda vestir bien una momia de esas.

La reina sostiene en la mano izquierda un globo, que representa el poder, pero feo y no proporcionado con la cruz. En el cetro, algunas piedras preciosas. Representaba la monarquía comercial inglesa, que se estaba expandiendo, cuya manifestación de riqueza era su principal signo de identidad y de su espíritu. El collar recamado de piedras preciosas, a modo de condecoración, hace un bonito efecto sobre la capa.

La duda sobre su sexualidad, de algún tipo de aversión psicológica al sexo opuesto, sobrevoló toda su vida.

Esta es la gran tirana que persiguió bárbaramente a los católicos de su tiempo y fue el tormento del Papa San Pío V.