DESCUBRIMIENTO


 

DESCUBRIMIENTO – 19/10/2024

La fecha del 12 de octubre de 1492 siempre se celebró con júbilo en las tres Américas, especialmente en Hispanoamérica. Últimamente, sin embargo, corrientes ideológicas se han opuesto al festejo. Por un lado, la Revolución no perdona a los descubridores que les hayan quitado a los indios la simplicidad de su estado primitivo, y los ecologistas se muestran reacios al trabajo de los europeos sobre la naturaleza virgen.

Según la Revolución y los ecologistas, consideran que la naturaleza en sus reinos inferiores, los reinos animal, vegetal y mineral, existe para ser servida por el hombre, el hombre es en esta vida como el guardián de un museo. Es decir, el guardián del museo tiene como obligación vivir para la manutención de las obras de arte que el museo contiene. Y el hombre que con eso presta servicio manteniendo obras de un valor incalculable, gana por su trabajo una pequeña cantidad de la cual vive. Así también sería el hombre en el mundo.

La naturaleza debería desenvolverse espontáneamente. Esa espontaneidad sería una espontaneidad recta, casi se podría decir, una espontaneidad paradisíaca que haría con que todo en la naturaleza funcionase bien. El hombre tendría la única responsabilidad de una cierta vigilancia para impedir que en algunos puntos se produjese un desorden. Él es el guardián de la naturaleza. Entonces, él tiene que tocar la naturaleza lo mínimo posible y, en la mayor medida de lo posible, vivir sólo de lo que la naturaleza le proporciona para vivir modestamente. Y en un estado que es un estado que se llama primitivo, pero es verdaderamente el estado salvaje.

Según la doctrina católica el hombre es el rey de la naturaleza. La naturaleza existe para el servicio del hombre. Y cuando el hombre está en la posición que le es debida frente a la naturaleza, la obligación que él tiene es de adaptar toda la naturaleza a las ventajas del desarrollo del hombre como tal: de su inteligencia, de su voluntad, de sus aptitudes intelectuales, de su sensibilidad, etc. De manera que se llegue a una perfección moral del hombre, es decir, la santidad, así como también a la perfección de todos los otros aspectos de la naturaleza humana.

Si el hombre hace eso con las virtudes propias de la doctrina católica, lo hará con el equilibrio que impedirá la destrucción de la naturaleza. Más aún, él perfeccionará la naturaleza. Pero, perfeccionándola, la perfeccionará también para su propio servicio.

Por ejemplo, en la botánica, produciendo por medio de artificios el surgimiento de variedades botánicas que existen únicamente porque el hombre trabaja la naturaleza, haciendo aparecer modalidades de rosas que por el juego espontáneo de la naturaleza no existirían jamás.

En esta perspectiva se comprende bien que la obra de los descubridores y de los colonizadores de América haya sido para los partidarios de la Revolución y los adeptos a la ecología, una obra funesta, nociva. Al contrario, según la doctrina católica y un inmenso caudal de historiadores fue una obra muy buena. ¿Por qué? Porque el hombre llegó al nuevo mundo y afirmó su poderío sobre la naturaleza. Hizo progresar todo el género humano con los frutos de América, por lo tanto, para la recta marcha de la historia hacia las finalidades que Dios dio al hombre.