MONARCA


MONARCA – 08/10/2024

Hoy hace dos años fallecía en circunstancias muy sospechosas el hijo primogénito del rey Juan Carlos I de España cuando se disponía a contar su caso por televisión.

“El Monarca de La Bisbal” es el título de su libro autobiográfico.

Su madre biológica, la aristócrata catalana Anna María Bach Ramon, con quien Juan Carlos de Borbón tuvo un romance y tras el parto el 16 de agosto de 1956 unas enfermeras le quitaron al niño diciéndole que había nacido enfermo y que iba a morir. Así fue alejado de su madre biológica y lo llevaron a la Casa de Maternidad barcelonesa donde ingresó como un “hijo expósito de padres desconocidos”, aunque en el registro civil fue inscrito como Alberto Fernando Augusto Bach Ramón. Poco después fue trasladado a la isla de Ibiza y entregado a una familia para que lo criaran en una finca durante cinco años. Eulalia Marí, cuya madre cuidó allí del niño, dijo que a su familia le pagaban casi el doble de lo que era costumbre en esos casos.

En 1961 le llevaron de vuelta a Barcelona donde sus primeros recuerdos son de haber vivido en una gran mansión con jardín y muros altos. Una maestra acudía durante el día para instruirle. También le visitaba una mujer mayor, que podría ser su abuela, y le regalaba juguetes. 

Con ocho años de edad, fue dado en adopción a una familia humilde de un pueblo de la provincia de Gerona llamado Sant Climent de Peralta. Los padres adoptivos cuidaban una masía propiedad del oftalmólogo Jaime Vilahur. Desde entonces pasó a llamarse Albert Solá Jiménez.

A los 26 años acudió a la Maternidad de Barcelona en la que había estado tras su nacimiento como hijo de padres desconocidos y el director reconoció que habían recibido órdenes desde altas instancias sobre él, confirmándole que era un Bach Ramon. “Esta ha sido la adopción más compleja de este centro”, comentó.  

Viviendo en México en los años 90 el canciller de la embajada le contó que en el mundillo diplomático se rumoreaba que él era pariente de un miembro de la Casa Real.

Al final optó por recurrir a la justicia y su petición fue admitida el 3 de julio de 2001. El juez pidió conocerlo en persona y en la reunión, acompañado de su abogada, el procurador y la fiscal, el magistrado declaró: “Señores, ya saben quién es el padre del señor Albert Solá Jiménez: Es don Juan Carlos de Borbón y Borbón, rey de España”. El juez le entregó un sobre con 98 documentos y le advirtió de que todo lo que había dicho era extraoficial.

Miembros del Centro Nacional de Inteligencia le pidieron renunciar a la Corona y tras hacerlo le confirmaron el asunto de su paternidad comparando su ADN con el del rey Juan Carlos. Le llamaron del laboratorio informándole que había una coincidencia del 99,9% en el ADN de ambas muestras.

Se ganaba la vida de camarero en un bar del pueblo de La Bisbal. Gozaba del respeto y cariño de los vecinos que le conocen por su apodo, el Monarca, de ahí el título del libro.

Otro caso de paternidad no reconocida por el sucesor del general Franco es el de Ingrid Sartiau, pero el del primogénito es un clamoroso ejemplo de la farsa que suponen las versiones oficiales que cuentan para enmascarar las tramas de la Revolución. Trataban de hacer creer que Juan Carlos era un caballero irreprochable a fin de que pudiese llevar a cabo su traición a España.

nytimes.com