PREVISIÓN

 

PREVISIÓN – 03/10/2024

En el conflicto árabe israelí, deben distinguirse dos capas de realidad. Una es el choque, con poderosas raíces religiosas, étnicas, históricas y económicas, entre los descendientes de Israel y los de Ismael. Otro es el enfrentamiento ruso estadounidense, que opera a través del enfrentamiento entre los israelíes, apoyados por Estados Unidos, y los ismaelitas, apoyados por Rusia.

Por importantes que sean los diversos aspectos de la primera capa de realidad, presentan, para la humanidad, un alcance menor que los de la segunda. Debido a que, del resultado del enfrentamiento entre las dos grandes superpotencias, puede devenir, a nivel mundial, la paz o la guerra, y en consecuencia la derrota o la victoria mundial del comunismo.

Detengámonos, por tanto, en este aspecto de la guerra.

Toda la conducta de los presidentes norteamericanos desde Nixon hacia los mandatarios comunistas de la Unión Soviética se basaba en la concepción “paloma” de lo que es la mentalidad comunista.

La opinión pública estadounidense está dividida entre “palomas” y “halcones”. Para este último, el comunista es un gran rebelde. Rebeldes, sí, contra Dios, contra el orden natural creado por Dios, contra toda la jerarquía inherente a ese orden. De la rebelión, el comunista tiene, en alto grado, el rasgo psicológico característico: el odio. Odio contra todo lo que contradice sus puntos de vista negativistas y, por lo tanto, a todos los individuos, organizaciones y pueblos que rechazan el “evangelio” negro, es decir el Manifiesto Comunista.

Al servicio del odio, utiliza el comunista, alternativamente, y según las circunstancias, el engaño, el sofisma o la violencia.

Así, la forma de luchar contra él es con la frente alta, en todos los terrenos en los que ataca.

Los “palomas” imaginan a los comunistas de una manera muy diferente: gente pobre que ha padecido hambre, y que la exclusividad e incomprensión de los ricos ha convertido accidentalmente en rebeldes. Para solucionar el problema comunista, consideran que bastaría, por parte de los ricos, generosidad y cordialidad. Darles dinero a manos llenas, detener cualquier presión diplomática o cualquier amenaza militar. Hacerles concesiones políticas. Las almas heridas de los comunistas sanarán. Y la paz reinará en el mundo.

Pero tanto Rusia como China han mostrado lo contrario…

Desde la guerra de Vietnam, Occidente pasó de la influencia de los “halcones” a la de los “palomas”, cuyos símbolos fueron el canciller alemán Willy Brandt y el presidente estadounidense Nixon.

Pues bien. Nada podría imaginarse más radical y audaz, en materia de política paloma, que la ofensiva conjunta a favor de la “paz” de Willy Brandt y Nixon. El resultado de esa política fue el ataque ruso deferido por manos sirias y egipcias contra Israel de hace 51 años, es decir, contra una nación aliada de Estados Unidos.

En cuanto a las relaciones entre Occidente y Oriente, vemos el surgimiento, detrás de los árabes, de una Rusia que fue opulentamente alimentada por el trigo americano, beneficiada por todo tipo de inversiones de los más grandes potentados de Occidente … y que alienta una guerra cuyo efecto bien puede ser el estallido de un conflicto mundial.

La evidencia tiene grados. En el grado supremo de evidencia se encuentra la siguiente conclusión: la mentalidad de los comunistas no es la de los ciudadanos buenos e infelices que imaginan los “palomas”, sino la de los implacables agresores que denuncian los “halcones”. Es decir, que los “palomas” trabajaron por la guerra cuando proclamaban trabajar por la paz, pues desmovilizaron la opinión pública occidental frente al comunismo y ayudaron a mantener en el poder a los oligarcas del Kremlin, es decir, la causa última del conflicto árabe israelí.