PARACUELLOS –
16/11/2024
La mayor
matanza de la guerra civil fue la de Paracuellos del Jarama, cerca de Madrid,
en noviembre de 1936, perpetrada por milicianos del Frente Popular al más puro
estilo soviético. En aquel momento el Gobierno del Frente Popular, ante la
cercanía de las tropas de Franco, había abandonado Madrid. En la capital
mandaba entonces una Junta de Defensa dirigida por el general Miaja como jefe
militar, pero, por debajo de ese mando, las juventudes socialistas se habían
hecho con el control político de la seguridad y el orden público. Estas se
habían pasado en bloque al partido comunista que, siguiendo instrucciones
directas de los agentes de Moscú, era ya el auténtico poder político en la
capital de España.
Fue
precisamente el consejero soviético Koltsov quien sembró en las cabezas de los
comunistas españoles la idea de liquidar a los presos políticos pues si los
nacionales tomaban Madrid en las cárceles iban a encontrar militares, abogados,
médicos, escritores y funcionarios que de inmediato formarían la elite de la
España de Franco. Había que eliminarlos. ¿Y cómo saber quién era quién en la
abundante población reclusa de aquel Madrid? Era fácil ya que el ministro de la
Gobernación, Galarza, antes de fugarse, había dejado en las cárceles los
ficheros con todas las identidades de los presos. Los milicianos, atraídos por
la idea, pusieron manos a la siniestra obra.
Los presos
políticos derechistas empezaron a ser sacados de las cárceles de Madrid y
trasladados por la fuerza en autobuses y camiones. Oficialmente se decía que
eran enviados a Valencia, pero en realidad se les hacía bajar de los vehículos
en las cercanías del pueblo de Paracuellos del Jarama, y allí eran fusilados en
masa. Las víctimas eran principalmente ciudadanos de orden, militares y
profesionales sospechosos de simpatizar con el bando nacional, pero entre los
asesinados había incluso niños.
Del 7 de
noviembre al 4 de diciembre fueron asesinadas en Paracuellos por medio de
pelotones de fusilamiento, como se ve en la fotografía, 4.021 personas cuyos
nombres y apellidos están registrados.
Los ejecutores
fueron fundamentalmente piquetes dispuestos por las milicias del partido
socialista y del partido comunista. El consejero de Interior de la Junta de Madrid, el comunista
Santiago Carrillo, fue el principal responsable político de la operación.
Por increíble
que parezca esos mismos partidos fueron legalizados después del franquismo, y
con la misma mentalidad suicida se legalizó más tarde la actividad política de
los terroristas comunistas que reivindican más de 850 asesinatos, de los cuales
376 están sin esclarecer, 2.600 heridos y cerca de 90 secuestros. Ahora
socialistas y comunistas intentan arrastrar de nuevo España al precipicio. Ha
llegado el momento del alzamiento de las almas de la España nacional para
evitar que la historia se repita.