CORTESÍA –
12/12/2024
En las
apariciones de la Virgen de Guadalupe al indio mexicano Juan Diego vemos como
él tenía delicadeza de alma, sabía tener buenos modales, sabía tratar a Nuestra
Señora con respeto, con hidalguía. Si, por el contrario, no tuviese delicadeza
de alma, él podría ser un hidalgo, pero no le trataría con verdadera hidalguía.
Donde existe la
verdadera virtud, aparecen la delicadeza, la cortesía, las maneras nobles. Pero
donde la virtud muere, las maneras nobles, la delicadeza y la cortesía van
desapareciendo.
Lo cual prueba
que, si la civilización occidental desarrolló las buenas maneras, la hidalguía
en el trato, el señorío, el garbo, el tono aristocrático hasta un punto en que
nunca llegó ninguna civilización se debe a que hubo una Edad Media donde esas
cosas nacieron y continuaron desarrollándose incluso después del fin de esa
época. Hubo un momento de gran virtud, de gran piedad, donde las almas
estuvieron ávidas de trato noble, de delicadeza, de grandeza. Y como las
costumbres nacen de la avidez en las almas buenas o malas, ahí germinó, en el
suelo sagrado de la Europa cristiana, toda la cortesía occidental, hija
precisamente de esa piedad y virtud.
En el conocido
libro de Lenotre “Gentes de la vieja Francia”, cuenta memorias de extranjeros
que visitaban Paris y se quedaban pasmados con la cortesía que había en la
calle. Por ejemplo, choques de carruajes, en los que los dos cocheros
descendían uno frente al otro y cada cual se quitaba el sombrero de tres picos.
Después cada uno pedía disculpas al otro por el topetazo como si fuese
únicamente culpa suya, sonreían y amistosamente desenganchaban los varales del
carruaje, ponían todo en orden y nuevos saludos. Desde dentro de los coches los
pasajeros sonreían y continuaban su trayecto. Era un choque de la época. ¿Por
qué eran tan finos esos cocheros? Veían como eran sus patronos… se comprende lo
que la plebe lucra con esas cosas.
Cuando estalló
la Revolución, quebró la vida espiritual de Europa, entraron los principios
igualitarios en el espíritu del europeo, comenzó inmediatamente la decadencia.
Porque bajo este punto de vista, Revolución, igualitarismo, falta de delicadeza
de sentimientos y falta de nobleza en el trato son cosas totalmente
relacionadas. Y no puede tener nobleza de maneras, ni delicadeza de
sentimientos, quien es igualitario. El igualitario tiene dentro de sí lo
contrario, es egoísta, brutal, tiende para el régimen de masas, no quiere
reconocer los méritos y las cualidades de los demás sino, al contrario, quiere
someter toda la vida social y toda convivencia humana, por tanto, todo el
relacionamiento de las almas, a una dura, fría y ruda igualdad.
Entonces se
produjo la caída del tono aristocrático de Europa y la aparición de esa cosa
monstruosa llamada estilo hollywoodiano, que es exactamente el igualitarismo y
la falta de elevación en el trato. Como etapa posterior de la Revolución surgió
el igualitarismo total, la crueldad y la brutalidad soviética que es el extremo
opuesto de aquella delicadeza que germinaba en el buen Juan Diego.
Así que se
comprende bien hasta qué punto la cortesía y el tono aristocrático son hijos de
la Iglesia Católica, Apostólica, Romana. Y, por el contrario, los modales
triviales, vulgares, igualitarios, brutales, son precisamente el fruto de la
Revolución y del demonio.