BELÉN –
16/12/2024
La construcción
de belenes o nacimientos es la representación del nacimiento de Jesucristo que
se suele exponer durante las fiestas de Navidad en hogares, iglesias,
comercios, incluso en la vía pública. La exhibición de belenes forma parte de
la liturgia navideña en muchas partes del mundo, especialmente en la tradición
católica. En los hogares, montar un belén es una actividad especialmente
festiva para los niños.
La primera
celebración en la que se montó un belén fue en la Nochebuena de 1223, realizado
por San Francisco de Asís, en una cueva próxima a la ermita de Greccio. Se
celebró la Misa nocturna acompañada del nacimiento y tras esta primera ocasión
se fue popularizando la instalación de belenes en las iglesias durante la
Navidad, con figuras de terracota o madera.
A partir del
siglo XV se generalizó la costumbre del belén. En 1465 se fundó en París la
primera empresa fabricante de figuras de belén y en el siglo XIX apareció la
afición artesana del belenismo, dando lugar a las asociaciones belenistas, la
primera de las cuales se fundó en la región austríaca del Tirol en 1860.
También es
costumbre decorar un árbol en las Navidades desde los tiempos del Papa San
Gregorio Magno, que impulsó la cristianización de las tribus germánicas. Esos
paganos tenían el hábito absurdo de adorar árboles y ofrecerles sacrificios.
Entonces los monjes aprovecharon la forma triangular del abeto para explicar a
los bárbaros el misterio de la Santísima Trinidad.
El monje
irlandés Columbano fue a Francia para fundar monasterios, pero la indiferencia
de los habitantes era tal que no sabía qué hacer. En la noche de Navidad del
año 615 tuvo la idea de cortar un pino e iluminarlo con antorchas. La gente
quedó muy intrigada y corrió a ver esa maravilla. Entonces, San Columbano
predicó el nacimiento del Niño Jesús. Es una de las primeras referencias del
árbol navideño.
La región de
Alsacia es considerada pionera en esta tradición. En la ciudad amurallada de
Sélestat, el emperador Carlomagno pasó la Noche Santa del año 775 siendo
propulsor del árbol decorado. Posteriormente los habitantes de la ciudad
consagraron la costumbre como celebración católica. En el siglo XVI el árbol de
Navidad era montado en el coro de las iglesias representando el árbol del
paraíso. Se decoraba con manzanas, para recordar la tentación de nuestros
primeros padres, pero también ponían hostias simbolizando la Redención, así
como ángeles, estrellas y otros símbolos. Al escoger el árbol del paraíso para
representar las festividades de Navidad, la Iglesia estableció un puente entre
el pecado de Adán y Eva, por un lado, y por otro la venida de Jesús, el nuevo
Adán que vino a redimir a la humanidad, naciendo del seno virginal de la nueva
Eva, Corredentora de todos los hombres.
Riga, la
capital de Letonia, ya en el año 1510 exponía el maravilloso árbol en estas
fechas del año. En Francia la costumbre se generalizó cuando la princesa Elena
de Mecklemburgo lo trajo a París en 1837, después de su casamiento con el duque
de Orleans. Y en 1841, el príncipe consorte Alberto, esposo de la reina
Victoria de Inglaterra, levantó un árbol de Navidad en el castillo de Windsor.
A partir de la corte inglesa, que entonces era muy influyente, la tradición se
propagó al pueblo inglés y de allí al mundo entero.