SANTOS –
01/11/2025
El culto a
todos los santos abarca el culto a todas las almas que están en el Cielo,
aunque sean almas no canonizadas, porque, en algún sentido de la palabra,
cualquier alma que está en el Cielo, que se haya salvado, es un alma santa.
Está en la presencia de Dios, ve a Dios cara a cara y es completamente del
agrado de Dios.
Naturalmente,
el número de personas que están en el Cielo es incontable. Así es que la
Iglesia no tiene posibilidad de prestar culto adecuadamente a todos los santos
canonizados, y menos aún de dar culto a un número enorme de almas que están en
el Cielo, que realmente no se sabe si se salvaron o no, pero que ya están en la
presencia de Dios.
A todas esas
almas tenemos razones para rezar, tenemos razones para pedir la protección de
ellas, pero hay, naturalmente, algunas que tienen una relación especial con
nosotros, y que, si bien no nos hayan conocido en esta vida, ni nosotros las
conozcamos, por esta relación que tienen con nosotros, evidentemente son
intercesoras de nosotros. Es el caso en este día de encomendarse a esas almas.
Esas almas son
principalmente las que pertenecieron a nuestra misma familia espiritual, o
similar. ¡Cuántos cruzados murieron luchando en Tierra Santa, en España y
Portugal por la Reconquista, en el Norte de Europa, luchando por la subyugación
de los pueblos paganos!
Son almas
hermanas nuestras, porque nosotros comprendemos, como ellas comprendieron, la
luz especial, el esplendor que hay en colocar la fuerza al servicio de la fe y
en representar el triunfo de la fe basado en un brazo fuerte, en un ánimo
aguerrido, en una disposición de sacrificar la vida, de sacrificar todo para
obtener la victoria de la causa católica.
Las almas de
los que murieron en la Vandee, en la insurrección Carlista, los Sanfedistas que
lucharon contra la Revolución en el sur de Nápoles, los Zuavos Pontificios que
luchaban heroicamente para impedir que los Estados Pontificios cayeran en manos
de los garibaldinos como muestra el cuadro de la batalla de Mentana, los
Cristeros y ¡cuantos más!, son nuestras almas hermanas. Están en el Cielo,
rezan por nosotros especialmente, como nosotros, cuando estemos en el Cielo,
rezaremos y actuaremos por los que combatan la Revolución en la Tierra, si aún
no fue derrotada.
San Ezequiel
Moreno es un alma que luchó contra la Masonería, Monseñor Delassus que escribió
“La Conjuración Anticristiana”, cuantos hombres pasaron su vida entera
luchando, por amor a Dios, contra las Fuerzas Secretas y fueron perseguidos,
oprimidos, a veces asesinados como el presidente ecuatoriano García Moreno.
Todos estos son almas hermanas de las nuestras. El Cielo está lleno de almas
así y debemos recurrir a ellas especialmente.
Es a todas esas
almas que el día de Todos los Santos prestamos culto. No el día de Difuntos en
que recordamos las almas del Purgatorio.
Santa Teresita
del Niño Jesús prestaba un culto encantador a sus hermanos muertos bautizados,
antes del uso de razón. Ella decía que eran los santos de su familia. Su
familia iba a tener una santa mucho mayor, pero eran santos de su familia.
Todos tenemos
en nuestras familias personas que murieron en edad prematura, y que realmente
tienen esta gracia, fueron bautizadas y van directamente al Cielo sin haber
sufrido. A todos ellos debemos rezar, especialmente en el día de hoy.
