POLONIA

 

POLONIA – 14/08/2025

En 1920 cuatro cuerpos del ejército de la Unión Soviética avanzaban contra la capital de la católica Polonia. En Moscú, Lenin exigía ferozmente la revolución mundial y para ello la aniquilación del obstáculo polaco, en el camino hacia la dominación comunista.

En Europa occidental, arruinada por la Primera Guerra Mundial, estallaron las revueltas marxistas y los grandes medios de manipulación anunciaron falsamente que los rusos ya eran dueños de Varsovia, los embajadores occidentales huyeron a excepción del nuncio, que sería el futuro Papa Pío XI, los observadores militares occidentales dieron por perdida la situación y la confluencia de las huestes rusas con las masas subversivas europeas parecía un hecho inevitable.

Benedicto XV hizo un llamamiento al mundo católico, pidiendo oraciones a Nuestra Señora de Czestochowa, patrona de Polonia, porque esa nación amenazaba con naufragar en su propia sangre, atacada por el ejército rojo. Mientras en Italia el diario socialista Avanti se burlaba del Papa diciendo sarcásticamente: ¡Tranquilos, el Romano Pontífice cree en la eficacia de la Virgen!

En Polonia el pueblo multiplicó sus oraciones al Santísimo Sacramento y a la Virgen. La desproporción de fuerzas era evidente y solo un milagro evitaría la catástrofe.

El mariscal polaco al mando dándose cuenta de que en la línea ofensiva enemiga se había abierto una brecha, emprendió una maniobra muy audaz retirando de Varsovia a las tropas de combate que la defendían y rellenando las trincheras con todos los que pudieran sostener un arma, aunque no supiesen usarla, mujeres, ancianos, heridos y adolescentes, muchos de los cuales murieron en el combate cuerpo a cuerpo contra soldados veteranos.

El día 15 de agosto, fiesta de la Asunción, con el contingente que había logrado en la capital, cruzó la brecha sigilosamente y atacó por sorpresa en una maniobra envolvente. La fecha emocionó a los polacos, que infligieron a los comunistas una derrota de la que nunca se recuperarían y se completó con sucesivas batallas posteriores. Se cuenta que algunos soldados soviéticos vieron a la Señora aparecer sobre las nubes.

Lenin lamentó la gran derrota, que redujo las expectativas de la revolución bolchevique a un solo país, Rusia. El sueño de la revolución mundial se hizo añicos, ya que consideraba que, para que la experiencia socialista tuviese éxito, debería ser universal. El embajador británico asombrado equiparó la derrota a la de los turcos bajo las murallas de Viena en 1683.

La victoria fue calificada como el milagro del Vístula por darse la batalla en ese río y las Fuerzas Armadas polacas adoptaron a la Virgen de la Asunción como patrona.

La imagen pintada según la tradición por el Evangelista San Lucas podemos diferenciar dos partes, la pintura propiamente dicha de los rostros y manos, y los tejidos bordados adornándolos. Las cicatrices en la cara fueron hechas por el odio a la fe de herejes en el siglo XV. Su rostro de una tonalidad oscura, protegido de la luz, aumenta la profunda impresión de recogimiento. Fisonomía de quien no está prestando atención a realidades externas, sino en una realidad interna, meditando mientras sostiene al Niño Dios en sus brazos. No está mirando nada, con una fisonomía absorta, ningún hecho externo influencia su temperamento. Está colocada en una posición más alta, en una posición de oración. El Niño Jesús apunta a Ella, como diciendo: Cualquier cosa que queráis de mí, pedírsela a mi Madre. Mirad el estado de dependencia voluntaria en que me coloqué. Fijaos como quise hacerme un niño en sus brazos para que Ella sea Corredentora, Medianera y Abogada.

 

 

AMBIENTES


AMBIENTES – 13/08/2025

Por motivos que no son sólo convencionales, ciertos colores, ciertas líneas, ciertas formas de objetos materiales, ciertos perfumes y ciertos sonidos tienen afinidad con estados de espíritu del hombre. Hay colores que son afines con la alegría, otros con la tristeza. Hay formas que llamamos majestuosas, otras sencillas.

Decimos de una familia que es acogedora. Y lo mismo podemos decir de una casa. Decimos de la forma de conversar de alguien que es encantadora. Y lo mismo podemos afirmar de una música. Nos puede parecer que un perfume es vulgar y lo mismo podemos decir de las personas a quienes les gusta usarlo.

Ambiente es la armonía constituida por la afinidad de varios seres reunidos en un mismo lugar. Imagínese una sala con proporciones amenas, decorada con colores risueños, amueblada con objetos graciosos, en la que hay muchas flores exhalando un aroma suave, con alguien tocando una música alegre. Se forma ahí un ambiente de alegría.

Claro que el ambiente será tanto más expresivo cuanto más numerosas sean las afinidades entre los seres que en tal sala se encuentren. Y así, ese ambiente podrá ser además de alegre, también digno, distinguido, sereno, si la dignidad, la distinción y la serenidad existen en las personas y cosas que ahí están. El ambiente será lo contrario de todo esto, o sea, triste, extravagante, feo y vulgar si los objetos que lo constituyen tienen, todos, esas notas.

Los hombres forman ambientes a su imagen y semejanza, ambientes en los que se reflejan sus costumbres y su civilización. Pero lo recíproco también es verdadero, en gran medida. Los ambientes forman a su imagen y semejanza a los hombres, las costumbres, las civilizaciones. En pedagogía esto es trivial. Pero ¿vale solo para la pedagogía?

¿Quién osaría negar la importancia de los ambientes en la formación de los adultos? Formación, decimos con toda propiedad, pues en esta vida el hombre, en todas las edades, tiene que dedicarse al esfuerzo de formarse y reformarse, preparándose así para el Cielo, que es donde cesa nuestra marcha hacia la perfección. Adultos y jóvenes reciben la buena influencia de la serenidad de los ambientes con distinción.

Así, el católico puede y debe exigir de los ambientes en los que se encuentra que sean instrumento eficaz para su formación moral.

En el salón magnífico de dimensiones imponentes del cuadro vemos pinturas, espejos, alfombras, decoraciones de gran valor y real distinción. Los personajes están colocados para dar a esta reunión una gran solemnidad.

¿De qué se trata? ¿De un congreso diplomático de importancia internacional? ¿De una reunión del Consejo de algún monarca? ¿De la sesión de una Academia literaria ilustre? No, se trata de la asamblea celebrada en la Galería Dorada del Banco de Francia en 1846. Algo, pues, de mucho más prosaico, por su esencia económica, que una reunión de alto nivel diplomático, político o intelectual.

Es que en 1846 la Revolución estaba mucho más atrasada y aún no había eliminado en los espíritus la noción de que todas las actividades humanas de alguna importancia deben revestirse de una distinción, de un decoro que es en última instancia una expresión de la propia dignidad del hombre.

 

CONTEMPLAR


 

CONTEMPLAR – 12/08/2025

Es de noche. Se adivina el silencio absoluto que habita en la oscuridad que la fotografía registró. El alma en una atmósfera como ésta se siente convidada a la reflexión. Todas las circunstancias, grandes o pequeñas, agradables o molestas e incluso dolorosas de la vida cotidiana, desaparecen. A solas consigo mismo, el hombre puede transcender de todo esto y penetrar en la región interior del recogimiento, de la reflexión y del estudio.

Es una felicidad austera y serena. En una palabra, es una felicidad verdadera. En la foto esta felicidad se siente vivamente.

Tres luces destacan. La menos importante es la que propiamente merece el nombre de luz: la luz de la vela. Su reflejo sobre el libro constituye la segunda nota clara del gravado. Se tiene la impresión de que el pensamiento contenido en el texto se hace luminoso. Y la luz de la vela y el reflejo en el libro iluminan el rostro, haciendo ver en él la luz más verdadera que es la luz del alma atenta y sutil que lee.

Analícese el rostro inmerso en la lectura: está sereno, absorto, feliz. Es la felicidad del aislamiento, del recogimiento, la felicidad de pensar.

El hombre debe poner toda su atención en un orden de realidades superiores, formando una especie de santuario interior, desde donde mire a su alrededor de una manera contemplativa.

Los dos puntos clave en la vida del hombre son la atracción continua por lo sublime y el deseo de eliminar lo horrible.

Si la persona forma su alma en la contemplación, tendrá una alegría interior en medio de las amarguras de la vida. Contemplando, la persona modela el alma que tiene algo de luminoso.

Ningún hombre es trivial. Sólo una cosa es banal: no ser capaz de ver el aspecto trascendente de las cosas. Los católicos se dividen en dos tipos, los que saben ver la belleza de la fe, que brillan con una luz especial, y los que permanecen en la banalidad, volviéndose grises e inexpresivos.

Vivir es contemplar. Hasta que no percibe la dimensión maravillosa de las cosas, el hombre no vive. Para una persona inteligente, vivir es sobre todo contemplar. La razón por la que estamos en esta Tierra no es para comer, ni para vivir mucho tiempo, ni para hacer una gran carrera. Existimos para contemplar. El resto no es vida. Más bien, se acerca a la animalidad.                                                                                                           

 

CLARA

 

CLARA – 11/08/2025

Santa Clara nació en Asís en 1194 en el seno de la familia noble Alfreducci. Perdió a su padre muy pronto y cuando su familia quiso casarla ella declaró que se consagraría a Dios partiendo para el monasterio de San Damián donde San Francisco le impuso el hábito religioso. Una multitud de jóvenes, entre ellas su hermana e incluso su madre, ávidas del ideal franciscano, que no era otro que el ideal evangélico, le siguieron fundando así la Orden de las Clarisas.

En 1234 las tropas sarracenas al servicio del impío emperador Federico II que devastaban los Estados Pontificios, cercaron Asís llegando a las puertas del monasterio de las clarisas. Cuando todo hacía temer lo peor, la abadesa Clara, a pesar de encontrarse enferma, cogió la custodia del Santísimo Sacramento y avanzó en dirección a la soldadesca que comenzaba a entrar en el claustro. Eran gentes sanguinarias, terribles, que habían hecho conquistas obligando a retroceder ejércitos regulares de todo tipo. No eran gente impresionable, pero en ese momento las tropas de forma humanamente inexplicable fueron presas del pánico, huyendo precipitadamente. Poco después levantaron también el cerco de Asís.

Es el caso de considerar la belleza edificante de la escena. La fe que esto representa y la intervención milagrosa desde la perspectiva histórica.

Aún más bonito es que a veces Dios para rechazar a los musulmanes dispuso de Cruzados, y de guerreros magníficos que no eran específicamente Cruzados. Pero en otras situaciones Él quiso que personas frágiles venciesen a los moros. Esto para probar que, en el fondo, la victoria siempre es suya y son los medios sobrenaturales los que alcanzan la victoria. Así es que tenemos entonces una mujer, o sea, el cúmulo de la fragilidad, armada con el Santísimo Sacramento, donde Nuestro Señor está invisible en la Eucaristía, lo cual para los sarracenos no es más que un pequeño disco blanco, armada “apenas” con eso, va frente a ellos y huyen. Puede uno imaginárselos sedientos de sangre alrededor del convento, queriendo derrumbar las puertas y matar a todas las monjas cuando viéndola a ella de esa manera comienzan a huir.

También se pueden imaginar después las acciones de gracias entonando un Te Deum junto con sus hermanos franciscanos. Es el broche de una acción histórica estupenda.

En 1850 su cuerpo fue encontrado incorrupto el 11 de agosto, aniversario de su muerte.

Si llegase un momento en que no se dispusiesen de medios materiales para resistir a la ofensiva de la coalición comunista e islamista contra el mundo libre, es un ejemplo para imitar con calma y con coraje.

CABALLERÍA

 

CABALLERÍA – 31/07/2025

San Ignacio vivió en una época en la que la tradición de la Caballería medieval aún existía, e incluso era una tradición muy fuerte. Lo vemos en sus Ejercicios Espirituales en aquella parábola del rey que es un gran guerrero, invita a todos los caballeros a luchar, a ir con él, que es el primero en exponerse a todos los sacrificios, y levanta la pregunta: ¿Quién es tan villano que rechazará una invitación tan noble de un rey tan grande? Este argumento, que es totalmente válido, tiene, sin embargo, un carácter feudal. Es la nota de vasallaje que el noble guerrero tiene hacia su rey, y la felonía que existe en el noble que se niega a seguir a su rey. Este noble guerrero es el caballero de la Edad Media, cuando todo noble era caballero, y el caballero que no era noble se convertía rápidamente en noble, los conceptos eran prácticamente coincidentes.

Vemos otro ejemplo cuando hace la meditación de las dos banderas. De nuevo, es el espíritu de Caballería.

Pero la Caballería había sufrido una adulteración, y ya no era, exactamente, la Caballería de la Edad Media. Y eso en lo más importante. El rito por el cual se armaba caballero, la degradación, el estilo de varonilidad seguía siendo el mismo, pero lo que la Caballería tiene de más esencial, de más importante, que es la dedicación a los intereses sobrenaturales, el servicio a Dios, a Jesucristo, a Nuestra Señora, a la Santa Iglesia Católica, la renuncia a todas las cosas del mundo para llevar una vida de lucha, de combatividad, eso precisamente había desaparecido.

Y el caballero ya no era el caballero de la Iglesia, salvo de manera indirecta y remota. Era el caballero de una dama por la que iba a luchar, cuyos colores sostenía en un torneo. Era el caballero de su rey, y esto, en los albores del nacionalismo. Defendía a su país. La idea del caballero sagrado se estaba desvaneciendo, y la Caballería o es sagrada o no es nada.

El significado de su conversión fue precisamente ese. Él quería leer libros de caballería, pero no los de la Caballería que contaban las gestas de la Caballería antigua sino los de la caballería romántica, amorosa, patriótica, de la caballería deturpada. Y, como esas novelas no existían en el castillo, acabó conformándose con leer Vidas de Santos.

La idea de la caballería no desapareció en absoluto de su mente. Pero pasó por una sublimación. Fue la vuelta de la Caballería original e incluso la elevación a una categoría superior de la que había tenido en el pasado.

Es decir, toda su elevación espiritual fue una purificación del ideal de la caballería, hacerla volver a sus antiguas raíces y ser una Caballería en el pleno sentido de la palabra, más de lo que había sido anteriormente.

Quería rehacer una Orden de Caballería, una Orden para la batalla, la lucha, la guerra. Siendo consciente de que esta Orden tenía que luchar exclusivamente por la Iglesia, por los valores espirituales, dejando a un lado cualquier preocupación de carácter meramente humano o temporal. Así que hizo una Caballería que se oponía a la degradación de la Caballería, y que era la restauración de la idea de la lucha por el Rey Sagrado contra el hereje, su adversario. Era el retorno de la sacralización de la Caballería.

Por otro lado, esta Caballería que hizo no recibió el sacramental de Caballería, sino que recibió mucho más que eso, un sacramento y no un sacramental, que es el sacramento del Orden que confiere el sacerdocio.

Estos sacerdotes guerreros debían ser guerreros a su manera. Es decir, sin derramamiento de sangre, que no corresponde a un sacerdote, sino luchando según la nueva lucha que había desatado el adversario. Luchando con la palabra, con la predicación. Luchar en los seminarios, en los colegios, para formar guerreros que reconquisten el mundo para Nuestro Señor Jesucristo.

Esta era la idea de San Ignacio de Loyola, una sublimación de la Caballería. Una Compañía en aquella época significaba un ejército, era un ejército de Jesús. En este ejército de Jesús, el jefe era un general, era el Superior General que mandaba en todo, la obediencia era una obediencia militar, el estilo del apostolado era militante, combativo y guerrero. De ahí que la Compañía de Jesús fue muy guerrera y guerreada, fue concebida como una verdadera Orden de Caballería.

URBANO II


 

URBANO II – 29/07/2025

Hoy es la fiesta del bienaventurado Urbano II, Pontífice del año 1088 a 1099, defensor de la libertad de la Iglesia y continuador de la obra de San Gregorio VII. Convocó la Primera Cruzada en el Concilio de Clermont, como muestra el cuadro.

Qué bonito considerar un concilio bajo la presidencia de un Papa, que es el foco de irradiación de la virtud, colocado como en un candelabro para iluminar a todos los pueblos enseñando la verdad y el bien, dirigiéndose a las huestes de Nuestro Señor y de Nuestra Señora para luchar contra el adversario. Este hombre sentado en la cátedra de San Pedro se llena de celo por la desventura de los Santos Lugares. No puede tolerar que estén en manos de los infieles, no puede soportar que sea tan difícil llegar hasta allí teniendo que enfrentar tantos peligros para prestar culto a Nuestro Señor Jesucristo. Sobre todo, y lo más importante, es la gloria de Dios ofendida por la posesión de los infieles de un lugar que la Cristiandad es bastante fuerte para tener y dar allí el verdadero culto al verdadero Dios.

Entonces, reúne un concilio en la ciudad francesa de Clermont, donde una multitud inmensa espera el resultado de la deliberación. El Papa sale, se sienta en un trono, rodeado de los padres conciliares y ante esa población llena de fe. Cerca de él, un simple fraile, vestido de la manera más simple posible, pero con una elocuencia de fuego: Pedro el Ermitaño. Un eremita que sale de su retiro para meterse en el mundo y decir cosas que solo las almas que aprecian el silencio saben decir. Palabras de ardor describiendo lo que vio en Jerusalén, palabras que mueven, que comunican la gracia de Dios, que los hombres que tienen horror al silencio no saben decir. Él habla, y después habla el Papa: id, hermanos, id con esperanza al asalto de los enemigos de Dios que, hace mucho, dominan Siria, Armenia, etcétera. A las palabras del representante de Cristo los fieles unánimemente respondieron: ¡Dios lo quiere! Qué diferencia entre las multitudes de aquel tiempo y las multitudes anodinas de nuestra época. Urbano acrecentó: este grito vuestro no sería unánime si no fuese inspirado por el Espíritu Santo. Efectivamente, los grandes movimientos de alma de la Cristiandad no se hacen sin grandes mociones del Espíritu Santo. La salida de la Cruzada quedó fijada para el 15 de agosto, fiesta de la Asunción de María.

Hoy día deberíamos pedir y esperar que, in extremis, un soplo del Espíritu Santo recorra la Tierra y que sean muchos los hombres que despierten de su letargo siendo capaces de luchar contra el enemigo ya dispuesto a dar el último golpe. Nuestra misión es exactamente ser el punto de detonación, la espoleta de esa gran explosión. Debemos decir las palabras, tener los gestos, levantar el estandarte que produzca ese efecto en una hora de aflicción, tal vez para muchos en una hora de desesperación que se aproxima.

 

NAVAS


NAVAS – 16/07/2025

Fue el día del Carmen del año 1212 que las huestes cristianas destrozaron el ejército musulmán en las Navas de Tolosa.

Para comprender lo que representaban los musulmanes en la Península Ibérica consideremos que Almanzor protagonizó aproximadamente cincuenta campañas contra los reinos cristianos desde el año 977, cuando obtuvo su primera victoria en tierras de León. Devastaba sistemáticamente los territorios en lugar de ocupar o colonizar. Entre las ciudades que fueron destruidas de forma brutal destaca Barcelona en la que, en el año 985, utilizando grandes catapultas lanzaban piedras de hasta quinientos kilos para destruir las murallas, así como miles de cabezas de cristianos. La barbarie fue total ya que, después de traspasar sus muros, pasó a cuchillo a la mayoría de los hombres que la defendían y esclavizó a una buena parte de las mujeres y los niños. A continuación, quemó las viviendas. La política de terror fue constante. De León volvió con mil cautivos tras asesinar a cientos de soldados y después de arrasar Simancas las aguas del río se tiñeron de rojo por la sangre cristiana. Destruyó poblaciones como Zamora, León, Coímbra, Astorga, Pamplona, Manresa, Aguilar o Montemayor dejando miles de muertos. Cuando no consiguió tomar Sepúlveda se cebó en sus alrededores. Su odio al cristianismo, inspirado en el Corán que llevaba a las batallas, le hizo asolar Santiago de Compostela, aunque Dios no permitió que destruyese el sepulcro del Apóstol. Saqueó los monasterios de Sant Cugat del Vallés, el de San Pedro de las Puellas y el de San Millán de la Cogolla que además lo incendió. Se calculan en decenas de miles el número de cristianos que esclavizó, especialmente mujeres y niños ya que la mayoría de los hombres eran sacrificados. Las crónicas cristianas le califican como una bestia.

Así es que, frente al peligro musulmán, y por consejo del arzobispo de Toledo Jiménez de la Rada, el Rey Alfonso VIII de Castilla pidió al Papa Inocencio III que declarase Cruzada su campaña contra el islam, lo que efectivamente hizo otorgando las mismas indulgencias que a los que habían partido para liberar el Santo Sepulcro en Tierra Santa. Enseguida comenzó a predicarse por toda Europa respondiendo príncipes de los más diversos pueblos con sus respectivas mesnadas.

Al llegar los cruzados a las montañas de Despeñaperros encontraron los pasos tomados por los moros, pero surgió providencialmente un pastor que les indicó el desfiladero desguarnecido por donde consiguieron plantarse frente al ejército almohade en el lugar llamado las Navas de Tolosa. La voz del pregonero ordenó a todos aprestarse para el combate del Señor y el grito de júbilo estallo en las tiendas de campaña. Celebrada la santa misa y recibidos los sacramentos salieron al campo abierto en orden de batalla. Sonaron las trompetas indicando la señal de ataque y lo que allí pasó pondría los pelos de punta a los cínicos pacifistas que dicen que ninguna causa justifica la violencia. Miramamolín huyó a caballo con los supervivientes.

El arzobispo acompañado por los clérigos entonó el Te Deum en acción de gracias y en el calendario pasó a celebrarse esa fecha como el triunfo de la Santa Cruz. Esta victoria fue decisiva en el avance de la Reconquista.

 

 

ISLAMIZACIÓN

 

ISLAMIZACIÓN – 09/07/2025

Por mucho que la propaganda revolucionaria repita lo contrario, el islam es una religión sanguinaria y de odio. Los hechos históricos muestran una constante agresión a Occidente.

Ya en el año 635, cuando comenzaron su llamada “guerra santa”, se apoderaron de Jerusalén. En el 640 de Persia, Armenia y Mesopotamia, actual Irak. Luego Egipto, Túnez, Argelia y Marruecos. En el 711 asaltaron la península Ibérica. En el 721 pasaron a Francia, pero en 732 Carlos Martel logró detener la invasión. En el 827 desembarcaron en Sicilia hasta que los normandos del rey Roger les expulsaron. En el 846 llegaron a Roma, expoliaron las basílicas de San Pedro y San Pablo. El Papa León IV necesitó levantar las Murallas Leoninas. Las Cruzadas fueron la respuesta a cuatro siglos de invasiones, la contraofensiva para bloquear el expansionismo islámico en Europa. En 1356 tomaron Galípoli, invadieron Tracia, Macedonia, Albania, Serbia y Constantinopla. Dominaron Moldavia y Transilvania en 1444. En 1453 Constantinopla se convirtió en Estambul. El 1456 Atenas. En 1526 Hungría y llegan a Austria, que resistió tenazmente. Convirtieron el mar Mediterráneo en su feudo marítimo. En 1565 asedian la isla de Malta. En 1571 toman Chipre y el Papa San Pio V hubo que convocar la Santa Liga para aplastarles el 7 de octubre en Lepanto. En 1672 llegan a Polonia, asedian nuevamente Austria y sólo unidos varios pueblos europeos consiguen la victoria.

Actualmente millones de musulmanes ya viven entre la costa atlántica y los Urales con la intención explícita de conquistarnos. Para ellos el mundo se divide en dos, la parte ya conquistada y la que tienen que conquistar.  Turquía pretendía entrar en la Unión Europea para multiplicar el número de musulmanes que ya hay. Los emigrantes musulmanes son el caballo de Troya en Europa que está dormida.

El islam no es apenas una religión sino un sistema de vida completo. Tiene componentes religiosos, jurídicos, políticos, económicos, sociales y militares. Una ideología totalitaria contraria a la Constitución de cualquier país libre y democrático. Por eso utilizan el aspecto religioso como disfraz para todos los otros. Pues al tolerar sus demandas religiosas los otros componentes indisociables se infiltran también.

La toma de control de un país, la islamización, comienza cuando la población musulmana alcanza cierto volumen y ellos empiezan a exigir privilegios. Mientras sean menos del 2% darán la imagen de una minoría amante de la paz. Cuando alcanzan el 5% piden introducir sus alimentos en los comercios bajo amenazas y a reivindicar la ley islámica dentro de sus comunidades. A partir del 10% aumentan la anarquía para reclamar sus exigencias. Cualquier cosa que contradiga sus creencias desemboca en disturbios y crímenes. Con el 20% organizan revueltas, queman iglesias. Al llegar al 40% forman milicias que provocan masacres. El 60% determina la persecución de “infieles”, limpieza étnica e imposición de la ley islámica. Llegados al 100% la única ley es el Corán y sólo se permiten escuelas musulmanas.

Conviene recordar algunos textos del Corán: “Quienes crean en Alá, emigren y hagan la guerra por Alá tendrán una categoría más elevada junto a Alá. Cuando encuentres a los no creyentes, hiere sus cuellos. Matad a los idólatras dondequiera que los encontréis. ¡Capturadlos! ¡Sitiadlos! ¡Tendedles emboscadas por todas partes! Infundir terror en sus corazones. Cortadles el cuello, pegadles. Matadlos donde los encontréis, y expulsadles. Si combaten contra vosotros, matadlos. ¡Combatir contra quienes no creen en Alá, ni prohíben lo que Alá y su enviado han prohibido! Muéstrate duro con ellos. ¡Id a la guerra!”.                                          

El Corán es un libro de leyes y todos los musulmanes están obligados a seguirlo. Dice que no pueden hacer amistad con los cristianos para no convertirse en uno de ellos. Creen que tienen que conquistar el mundo y gobernarlo bajo el yugo de la ley islámica.

Muy pocas personas eran realmente nazis, pero muchos estaban demasiado ocupados para preocuparse de eso. La mayoría dejó que todo sucediera. Se nos dice que la mayoría de los musulmanes sólo quieren vivir en paz, pero la realidad es que los fanáticos dominan el islam tanto ahora como a lo largo de la historia. En Rusia la mayoría sólo quería vivir en paz, no obstante, los comunistas asesinaron 50 millones. En China la población también era pacífica pero los comunistas mataron a 70 millones. Los japoneses no eran belicistas, pero asesinaron a 12 millones de chinos. La mayoría de los ruandeses eran amantes de la paz, pero Ruanda se convirtió en una carnicería. Alemanes, japoneses, chinos, rusos, camboyanos, ruandeses y muchos más han muerto a causa de la pasividad de la mayoría. Nosotros que somos espectadores de como los fanáticos musulmanes amenazan nuestra civilización no podemos permanecer pasivamente.