AKITA

 

AKITA – 13/10/2025

La estatua de la Virgen de Akita es una reproducción de la Señora de todos los Pueblos tallada en madera durante 1963 por el escultor japonés Wakasa.

El 13 de octubre de 1973, 56 aniversario del milagro del sol en Fátima, la Virgen en Akita dio a la hermana Agnés Sasagawa un mensaje para el mundo en el que decía: “Si los hombres no mejoran, el Padre impondrá un terrible castigo a toda la humanidad. Será un castigo peor que el Diluvio, como nunca se ha visto. Caerá fuego del cielo y aniquilará gran parte de la humanidad, los supervivientes se encontrarán en tal desolación que envidiarán a los muertos”.

Es el caso de recordar que fueron precisamente 56 los mensajes de Ella en Ámsterdam y que el 13 de julio de 1917 la Virgen en Fátima dijo a los pastorcitos: “En octubre realizaré un milagro para que todos vean y crean”. Efectivamente, el 13 de octubre a medio día, después de la visión, Lucía por un impulso interior gritó: “¡Mirad el sol!” y tres veces el sol giró vertiginosamente, lanzando destellos de todos los colores que se reflejaban sucesivamente en los rostros, las plantas, el suelo, etcétera. De repente un tremendo grito de espanto brotó de toda la gente: el inmenso globo de fuego estaba precipitándose sobre la multitud en zigzag. Todos creían que era el fin del mundo. Se arrodillaban y clamaban misericordia incluso los ateos. El fenómeno duró 10 minutos y fue visto desde pueblos distantes a cuarenta kilómetros. Al acabar, las ropas caladas por la lluvia, estaban secas.

El 15 de septiembre de 1981, festividad de los Siete Dolores de María, la imagen de Akita lloró por última vez ante 65 testigos. Era la 101 lacrimación milagrosa que realizaba. Muchas personas pudieron verlas por la televisión japonesa.

A los 13 días recibió la comunicación de un ángel indicándole que había una relación entre el versículo 15 del capítulo 3 del Génesis y las lágrimas de la Virgen. Este versículo dice: “Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo. Él te aplastará la cabeza y tú le acecharás su talón”. El ángel le explicó que hay un profundo significado del número 101 y las milagrosas lacrimaciones: el pecado entró en el mundo a través de una mujer y es también a través de una mujer que la gracia de la salvación entró en el mundo. El cero, que está entre los dos “unos”, representa a Dios que existe desde toda la eternidad hasta la eternidad. El primer “uno” representa a Eva y el último a María.

El capellán del convento, el Padre Yasuda, que sufrió una implacable persecución por parte de la antiglesia vaticana, concluyó que Dios hizo esos milagros para llamar la atención sobre la Corredención mariana, lo cual tiene mucho sentido dado que la condición de la Señora de todos los Pueblos para dar la paz al mundo era la proclamación del quinto dogma mariano: Corredentora, Medianera y Abogada.

El 15 de agosto del año pasado, festividad de la Asunción, la hermana Agnes falleció a la edad de 93 años.  

 

 

DESCUBRIMIENTO

 

DESCUBRIMIENTO – 11/10/2025

La fecha del 12 de octubre de 1492 siempre se celebró con júbilo en las tres Américas, especialmente en Hispanoamérica. Últimamente, sin embargo, corrientes ideológicas se han opuesto al festejo. Por un lado, la Revolución no perdona a los descubridores que les hayan quitado a los indios la simplicidad de su estado primitivo, y los ecologistas se muestran reacios al trabajo de los europeos sobre la naturaleza virgen.

Según la Revolución y los ecologistas, consideran que la naturaleza en sus reinos inferiores, los reinos animal, vegetal y mineral, existe para ser servida por el hombre, el hombre es en esta vida como el guardián de un museo. Es decir, el guardián del museo tiene como obligación vivir para la manutención de las obras de arte que el museo contiene. Y el hombre que con eso presta servicio manteniendo obras de un valor incalculable, gana por su trabajo una pequeña cantidad de la cual vive. Así también sería el hombre en el mundo.

La naturaleza debería desenvolverse espontáneamente. Esa espontaneidad sería una espontaneidad recta, casi se podría decir, una espontaneidad paradisíaca que haría con que todo en la naturaleza funcionase bien. El hombre tendría la única responsabilidad de una cierta vigilancia para impedir que en algunos puntos se produjese un desorden. Él es el guardián de la naturaleza. Entonces, él tiene que tocar la naturaleza lo mínimo posible y, en la mayor medida de lo posible, vivir sólo de lo que la naturaleza le proporciona para vivir modestamente. Y en un estado que es un estado que se llama primitivo, pero es verdaderamente el estado salvaje.

Según la doctrina católica el hombre es el rey de la naturaleza. La naturaleza existe para el servicio del hombre. Y cuando el hombre está en la posición que le es debida frente a la naturaleza, la obligación que él tiene es de adaptar toda la naturaleza a las ventajas del desarrollo del hombre como tal: de su inteligencia, de su voluntad, de sus aptitudes intelectuales, de su sensibilidad, etcétera. De manera que se llegue a una perfección moral del hombre, es decir, la santidad, así como también a la perfección de todos los otros aspectos de la naturaleza humana.

Si el hombre hace eso con las virtudes propias de la doctrina católica, lo hará con el equilibrio que impedirá la destrucción de la naturaleza. Más aún, él perfeccionará la naturaleza. Pero, perfeccionándola, la perfeccionará también para su propio servicio.

Por ejemplo, en la botánica, produciendo por medio de artificios el surgimiento de variedades botánicas que existen únicamente porque el hombre trabaja la naturaleza, haciendo aparecer modalidades de rosas que por el juego espontáneo de la naturaleza no existirían jamás.

En esta perspectiva se comprende bien que la obra de los descubridores y de los colonizadores de América haya sido para los partidarios de la Revolución y los adeptos a la ecología, una obra funesta, nociva. Al contrario, según la doctrina católica y un inmenso caudal de historiadores fue una obra muy buena. ¿Por qué? Porque el hombre llegó al nuevo mundo y afirmó su poderío sobre la naturaleza. Hizo progresar todo el género humano con los frutos de América, por lo tanto, para la recta marcha de la historia hacia las finalidades que Dios dio al hombre.

 

ODIO


ODIO – 10/10/2025

El gobierno comunista instalado en España está imponiendo una dictadura de silencio con su ley de “delito de odio” que penaliza a quien diga lo que ellos no quieren. El caso de Custodio Ballester por su opinión sobre el islam es clamoroso.

Resulta que la banda socialista en el poder con motivo del aniversario de la muerte del “Che” Guevara le homenajeó y le puso como un ejemplo a imitar. El argentino trasplantado a Cuba expresaba auténticamente el cuño marxista de la revolución cubana. Los cabellos, parecen no haber sido cortados ni lavados desde hace mucho tiempo, un bigote ralo y deshilachado, cuyos extremos acaban uniéndose con una barba de contornos inciertos, formando un sólo marco de desaliño y desorden, que producen una repulsión instintiva, pero que buscan despertar una impresión de naturalidad y de falta de pretensión extremas. La mirada, de un brillo inusual, y la sonrisa buscan dar una cierta idea de cordialidad y amabilidad un tanto mística. Este hombre de apariencia dulce fue uno de los soportes del régimen del paredón, donde tantas víctimas han sido cruelmente inmoladas, del régimen que ejecutó contra la Iglesia una persecución totalmente al estilo de Robespierre o de Lenin. Su rostro representa una de las máscaras de la Revolución, es decir, la bondad falsa ocultando la peor de las violencias.

Después de pegarle un tiro en la sien a un prisionero escribió a su padre diciéndole: “realmente me gusta matar”. En 1959 declaraba por televisión que en la prisión dirigida por él llamada la Cabaña “todos los fusilamientos se hacen por órdenes expresas mías”.  Afirmaba que “un revolucionario debe convertirse en una fría máquina de matar motivado por puro odio. Hay que acabar con todos los periódicos, pues no se puede hacer una revolución con libertad de prensa. Los periódicos son instrumentos de la oligarquía”. En 1961 advirtió por televisión que “los trabajadores de ninguna manera pueden ir a la huelga”. En 1962 lamentó en la revista Time no haber podido desatar una guerra atómica lanzando los misiles nucleares sobre Nueva York. “Debemos hacer esta lucha a muerte entre los dos sistemas, aunque cueste millones de víctimas”. En 1964 durante la Asamblea de Naciones Unidas afirmó: “Fusilamientos, sí, hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario”. Reconoció que la instauración del comunismo implicaba necesariamente la violencia y que para lograr regímenes socialistas tendrían que correr ríos de sangre.

Pero los fracasos cosechados por el socialismo en todo el mundo le obligaron a cambiar de estrategia enmascarando más su aspecto, modificando su lenguaje y utilizando métodos más sutiles, pero su mentalidad, su espíritu y sus fines siguen siendo los mismos.

Un ejemplo de ese maquillaje estratégico lo vimos con Kruschev. En 1957 se produjo un accidente nuclear en una planta secreta llamada Mayak cerca de los montes Urales. A los supervivientes se les prohibió hablar de la catástrofe. Se calcula que unas 200 personas murieron en los primeros días y cientos de miles fueron seriamente afectadas por la radiación posterior.

El mundo permaneció ajeno a aquella tragedia humana y medioambiental debido al estricto protocolo soviético de ocultar la información perjudicial para el régimen, gobernado en aquel momento por Kruschev, en la fotografía con su risa vulgar, de una cordialidad nada convincente, expresión, porte y actitud marcadamente groseras, que caracterizaron al negrero de esa gran e infeliz sala de esclavos a la que el comunismo redujo Rusia. Era el símbolo de la época en que todos los elementos superiores de cultura eran negados, bajo el signo del más graso materialismo, sólo la fuerza y la técnica tienen valor oficialmente reconocido.

Como llegaron rumores a Occidente, cuando fue preguntado en la escena política internacional se negó a reconocer ni tan siquiera la existencia de la planta. Durante años estuvo echando los desechos radiactivos al Océano Ártico. No fue hasta 1976 cuando el biólogo ruso Jaurès Medvedev dio por primera vez noticia de aquel grave accidente.

 

ABRAHÁM

 

ABRAHÁN – 09/10/2025

Los hijos de Noé se establecieron al sur de Mesopotamia, pero en poco tiempo sus familias se volvieron tan numerosas que fueron obligados a trasladarse a otros países. Antes de separarse, decidieron levantar un monumento de su poder: “¡Vamos a edificar una torre cuya cima alcance el cielo!”. Y se pusieron manos a la obra. El edificio ya se erguía a gran altura, cuando Dios decidió humillar su orgullo poniendo entre ellos tal diversidad de lenguas que no se volvieron a entender siendo obligados a desistir de la empresa y separarse. La torre, dejada incompleta, se llamó Babel, palabra hebrea que significa confusión.

Así dispersos, los hombres se apartaron pronto de las tradiciones primitivas, a las cuales mezclaron fábulas. Engañados por las pasiones, tributaron honores divinos al sol, a estatuas inanimadas, etcétera. La idolatría se generalizó. Entretanto, la sucesión de los patriarcas se mantuvo en la descendencia de Sem, y con ella el conocimiento y la práctica de la verdadera religión.

Quiso Dios atajar los progresos de la idolatría y de la corrupción, que de nuevo iban esparciéndose sobre la Tierra. Para eso resolvió formar un pueblo en cuyo seno, por designio providencial, se conservaría el culto verdadero y se prepararía la venida del Mesías. Escogió a Abrahán para ser el padre y jefe de ese pueblo privilegiado. El pueblo de Dios se llamó primero pueblo hebreo, del nombre Heber, uno de los antepasados de Abrahán, pero en seguida paso a llamarse pueblo israelita, pues un ángel le dio el nombre de Israel a Jacob, y al final, después del cautiverio de Babilonia, fue habitualmente designado por el nombre de pueblo judío, palabra derivada de Judá.

Abrahán era hombre justo, descendiente de Sem, hijo de Noé. Nunca abandonó el culto al verdadero Dios. Se le apareció el Señor y le dijo: Sal de tu país, deja tu familia y ven a la tierra que te mostraré. Yo te haré padre de un gran pueblo, y en ti han de ser bendecidas todas las naciones de la Tierra. Estas últimas palabras se refieren al Redentor del mundo, que debía nacer de la raza de Abrahán.

Así es que Dios prometió a Abrahán tener descendencia a pesar de contar 75 años y su mujer haber sido estéril toda la vida. Pero pasaron 10 años y seguían sin tener hijos por lo que Sara desconfiando de la palabra de Dios le sugirió tener uno con su esclava egipcia Agar. Abrahán escuchó el consejo de Sara y aceptó esa relación adúltera con quien no era del linaje escogido y, desconfiando él también, engendró un hijo espurio con esa mujer pagana. El ángel de Yahvé dijo a Agar: Has concebido y darás a luz un hijo al que llamarás Ismael, será como un asno salvaje, su mano contra todos y la mano de todos contra él.

Abrahán acabó despidiendo a la esclava egipcia Agar y a su hijo Ismael, que es el progenitor de los pueblos árabes, como se ve en el cuadro de Metsu.

El hijo de Abrahán y Sara fue Isaac, que después de la muerte de su padre, recibió también la promesa de que todas las naciones de la Tierra serían bendecidas en Aquél que de él saliese. Su posteridad sería tan numerosa como las estrellas del cielo, y había de poseer un día el país de Canaán.

Isaac tuvo dos hijos: Esaú y Jacob. Esaú vendió a Jacob su derecho de primogenitura con el cual quedaba instituido jefe de la familia patriarcal y heredero de las promesas divinas hechas a Abrahán.

 

TERESITA

 

TERESITA – 08/10/2025

La Iglesia enseña que la verdadera y plena santidad es el heroísmo de la virtud. El honor de los altares no es concedido a las almas hipersensibles, débiles, que huyen de los pensamientos profundos, del sufrimiento pungente, de la lucha, de la cruz de Nuestro Señor Jesucristo, en definitiva. Recordando las palabras de su Divino Fundador, “el Reino de los Cielos es de los violentos” (Mt. 11, 12), la Iglesia sólo canoniza a los que en vida combatieron auténticamente el buen combate, arrancando el propio ojo o cortando el propio pie cuando causaba escándalo, y sacrificando todo para seguirle únicamente a Él.

En realidad, la santificación implica el mayor de los heroísmos, pues supone no sólo la resolución firme y seria de sacrificar la vida si fuere necesario para conservar la fidelidad a Jesucristo, sino más todavía, la de vivir en la Tierra una existencia prolongada, si Dios quiere, renunciando en todo momento a lo que más se quiere, para apegarse apenas a la divina voluntad.

Cierta iconografía, lamentablemente muy frecuente, presenta a los santos bajo un aspecto muy diferente: criaturas blandas, sentimentales, sin personalidad ni fuerza de carácter, incapaces de ideas serias, sólidas y coherentes, almas llevadas apenas por sus emociones y por eso totalmente inadecuadas para las grandes luchas que la vida terrena trae siempre consigo.

La figura de Santa Teresita del Niño Jesús fue especialmente deformada por la mala iconografía. Rosas, sonrisas, sentimentalismo inconsistente, vida suave, despreocupada, huesos de azúcar y sangre de miel, es la idea que nos dan de la gran e incomparable santa.

Pero la Teresita auténtica es la fotografiada poco antes de su muerte ocurrida el 30 de septiembre de 1897, a los 24 años de edad. La fisonomía está marcada por la paz profunda de las grandes e irrevocables renuncias. Los trazos tienen una nitidez, una fuerza, una armonía que sólo las almas de una lógica de hierro poseen. La mirada habla de dolores tremendos, experimentados en lo que el alma tiene de más recóndito, pero al mismo tiempo deja ver el fuego, el aliento de un corazón heroico, dispuesto a avanzar cueste lo que cueste.

Contemplando esta fisonomía fuerte y profunda, como sólo la gracia de Dios puede transformar el alma humana, se piensa en otra faz: la del Santo Sudario de Turín, que nadie podría imaginar. Entre el rostro del Señor muerto, que es de una paz, una fuerza, una profundidad y un dolor que las palabras humanas no consiguen expresar, y el rostro de Santa Teresita, hay una semejanza imponderable pero inmensamente real.

No es de extrañar que la Santa Faz haya impreso algo de sí en el rostro y en el alma de aquella que en religión se llamó precisamente Teresa del Niño Jesús y de la Sagrada Faz.

 

 

LEPANTO

 

LEPANTO – 07/10/2025

El factor diabólico, tan decisivo para propulsar la Revolución, depende completamente de la Señora de todos los Pueblos. Basta que Ella fulmine un acto de imperio sobre el infierno para que éste se estremezca, se confunda, se recoja y desaparezca de la escena humana. Al contrario, basta que Ella, para castigo de los hombres, deje al demonio un cierto margen de acción, para que progrese. Por tanto, los enormes fautores de la Revolución y de la Contrarrevolución, que son respectivamente el demonio y la gracia, dependen de su imperio y su dominio.

La consideración de este soberano poder de la Señora nos aproxima a la idea de la realeza de María. Es preciso no ver esa realeza como un título meramente decorativo. Aunque sumisa en todo a la voluntad de Dios, la realeza de Ella implica un auténtico poder de gobierno personal.

Imagínese un director de colegio con alumnos muy insubordinados, a quienes el director les castiga con una autoridad de hierro. Después de haberlos sometido al orden, se retira diciendo a su madre: sé que gobernaréis este colegio de modo diferente de cómo lo estoy haciendo ahora. Vos tenéis un corazón materno. Habiendo castigado yo a estos alumnos, quiero ahora que los gobernéis con dulzura. Esa señora va a dirigir el colegio como el director quiere, pero con un método diverso del usado por él. La actuación de ella es distinta de la de él, pero, no obstante, ella hace enteramente la voluntad de él. Ninguna comparación es exacta, sin embargo, bajo cierto aspecto esta imagen ayuda a entender el asunto.

Análogo es el papel de la Madre de Dios como Reina del Universo. Nuestro Señor le dio un poder regio sobre toda la creación, su misericordia, sin incurrir en exageración alguna, llega sin embargo al extremo. Él la colocó como Reina del Universo para gobernarlo, teniendo en vista especialmente al pobre género humano decaído y pecador. Y es su voluntad que Ella haga lo que Él no quiso hacer por sí mismo, sino por medio de Ella, regio instrumento de su amor.

Hay, pues, un régimen verdaderamente marial en el gobierno del Universo. Y así se ve cómo Nuestra Señora, aunque sumamente unida a Dios y dependiente de Él, ejerce su acción a lo largo de la historia. Evidentemente Ella es infinitamente inferior a Dios, pero Él quiso darle ese papel por un acto de liberalidad. Es María quien, distribuyendo, ora más abundantemente la gracia, ora menos, frenando ora más ora menos la acción del demonio ejerce su realeza sobre el curso de los acontecimientos terrenos.

En ese sentido, depende de Ella la duración de la Revolución y la victoria de la Contrarrevolución. Además de eso, a veces Ella interviene directamente en los acontecimientos humanos, como lo hizo en Lepanto, hoy hace 454 años. En el cuadro de Lucas Valdés espantando a los turcos durante la batalla mientras el Papa San Pio V se lo pedía desde Roma.

¡Cuán numerosos son los hechos de la historia de la Iglesia en que quedó clara su intervención directa en el curso de los acontecimientos! Esto nos hace ver hasta qué punto es efectiva su realeza.

CARTUJA

 

CARTUJA – 06/10/2025

La Cartuja es una Orden religiosa fundada en la Edad Media por San Bruno y los cartujos son los monjes que vivían en esos monasterios aislados, en silencio y austeramente.

La primera Cruzada fue predicada por el Papa Urbano II, cuya formación espiritual fue impartida por San Bruno, amante de la soledad. Por tanto, en la base de ese movimiento de gran actividad, encontramos el espíritu contemplativo. Las Cruzadas son una de las mayores glorias de la historia de la Iglesia. Despiertan el entusiasmo de los verdaderos católicos y la indignación de los miembros de la antiglesia vaticana. Por ejemplo, el antipapa Roncalli, alias “Juan 23”, las odiaba tanto que no podía soportar escuchar su nombre.

Llenan gran parte de su jornada con oraciones y estudios, pero tienen otras obligaciones cotidianas como hacer trabajos manuales, cuidar el huerto, cortar leña, cocinar, limpiar, etcétera. Sin embargo, en medio de esa austeridad elaboraron un licor delicioso llamado Chartreuse.

Sus estudios deben estar enfocados a lo sobrenatural, pensando en asuntos relacionados con la doctrina católica, el espíritu de la Iglesia, la teología, la filosofía, los documentos del magisterio eclesiástico, toda su mentalidad y su espíritu vueltos para la vida interior, hacia la contemplación, hacía las relaciones del alma con Dios. Sólo se reúnen para cantar el oficio en la iglesia una vez por el día y otra de noche, los domingos para la misa conventual y para la comida en el refectorio mientras escuchan las lecturas señaladas por el superior. Solo puede hablar una vez a la semana durante un paseo por el campo.

En contacto con el superior, el inferior puede y debe tributarle todo el respeto, sin el menor temor de rebajarse o degradarse. El superior, por su parte, no debe ser vanidoso, ni prepotente. Su superioridad no proviene de la fuerza, sino de un orden de cosas muy santo, y deseado por el Creador.

En la Iglesia Católica, las costumbres expresan con admirable fidelidad esta doctrina. En ningún ambiente los ritos y las fórmulas de pulidez consagran más acentuadamente el principio de jerarquía. Y en ninguno, también, se ve tan claramente cuánta nobleza puede haber en la obediencia, cuánta elevación de alma y cuánta bondad puede haber en el ejercicio de la autoridad y de la preeminencia.

En una Cartuja española, un monje besa, arrodillado, el escapulario de su superior. Es la expresión de la más entera sujeción.

    Sin embargo, considérese atentamente la escena, y se verá cuánta varonilidad, cuánta fuerza de personalidad, cuánta sinceridad de convicción, cuánta elevación de motivos el humilde monje arrodillado pone en su gesto. Contiene esto algo de santo y caballeresco, de grandioso y sencillo.

Este religioso arrodillado, humilde y desconocido es mayor que el hombre moderno, molécula engreída, impersonal, anónima y sin expresión, de la gran masa amorfa en que se transformó la sociedad contemporánea.

En el Prior hay un contraste entre su porte erguido, robusto, estable, que expresa autoridad, seguridad y paterna protección, y su expresión fisonómica que parece neutra, impasible, serena, un poco distante. El porte expresa la actitud oficial del Prior. La fisonomía traduce el desapego, la sencillez del hombre. Porque no es al hombre como tal, sino al cargo, que el homenaje se dirige.

Se comprende la belleza del cuadro de la Gran Cartuja, con hombres silenciosos, puestos en la oración y en el sacrificio, pensando en las cosas de Dios y ofreciendo eso por almas que ellos desconocen. Imaginemos el rigor del inverno, el rugir de los vientos y de las tempestades en aquellas montañas.

La Cartuja puede ser comparada a un inmenso turíbulo del cual subían continuamente al Cielo los sacrificios de la oración y la penitencia. Hay algo de tranquilo, sereno, crucificado y varonil en este estilo de vida, que realmente infunde enorme veneración y respeto.