HOFBAUER –
15/03/2025
Hoy celebramos
la fiesta de San Clemente Hofbauer, canonizado por San Pío X en 1909 y
proclamado patrono de Viena en 1914.
Estudiaba un
curso de teología, pues pretendía ordenarse sacerdote, mientras trabajaba como
ayudante de panadero. Pronto comprobó que algunos de sus profesores, no
queriendo huir del racionalismo del siglo, buscaban una extraña conciliación
entre la doctrina católica y el iluminismo. Desde muy joven estaba dotado de un
discernimiento que le indicaba con precisión cuál era la verdadera doctrina
católica. Así, al oír aquellas doctrinas falsas, se sentía dolorosamente
constreñido. Un día, terminada la clase, fue a manifestar al profesor algunas
objeciones. El maestro, sorprendido, le explicó que el siglo en el que vivían
difícilmente seguiría una doctrina tradicional, pues sólo aceptaba el lenguaje
de la pura razón, tanto en el púlpito como en la cátedra universitaria,
concluyendo que tenían que seguir la corriente si no querían quedarse atrás. Su
réplica fue que seguir la corriente es cobardía, pues es contra esas corrientes
que debían luchar y quien quiera indicar el camino ha de encender su haz de luz
en la propia Revelación. El profesor sentenció: Hofbauer, usted tendrá un día
que predicar delante de bancos vacíos, nuestro tiempo no soporta ya ese
lenguaje.
En otra ocasión
un profesor dijo en clase que la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada
Virgen María no pasaba de una piadosa leyenda y que en el siglo XIX no debía
mencionarse ante un auditorio. Clemente se levantó indignado exclamando: ¡Señor
profesor, esa doctrina no es la católica! y se retiró del aula. Tal vez un día
haya más luz dentro de esa cabeza de campesino, le gritó el maestro, pero fue
obligado a finalizar la clase pues los estudiantes abandonaron también la sala.
Es interesante
observar la identidad de los métodos revolucionarios. El siglo XVIII nos parece
viejo, era el tiempo del transporte en litera, de la falda balón, del sombrero
de tres picos, todas esas cosas que se pierden en la profundidad de la
historia, pero entonces los hombres se consideraban modernísimos y ya venían
con la idea de que ante la Revolución era necesario adoptar la táctica del
ceder para no perder. Es la misma impiedad de hoy expresándose por las mismas
formas y buscando amedrentar de la misma manera. De ahí la amenaza: usted
tendrá que predicar ante bancos vacíos. Es lo que nos dicen también ahora, la
doctrina de ustedes no es capaz de arrastrar a los hombres de hoy.
Su posición es
la del contrarrevolucionario combatiendo la mentalidad del ceder para no
perder, no cediendo ante la amenaza de quedarse sólo frente a la mayoría de la
opinión pública.