LUTERO – 03/01/2025
Hoy es el aniversario de la bula papal que excomulgó a
Martín Lutero después de que éste quemase públicamente la bula Exsurge
Domine en la que el Papa León X condenó sus 41 herejías.
Conviene recordar las terribles blasfemias que el fraile
apóstata lanzó contra Dios, contra Nuestro Señor Jesucristo, contra el
Santísimo Sacramento, contra la Virgen María y contra el propio Papado.
El conocido historiador francés Funck Brentano, que
además era protestante, en su libro titulado Luther escribe: “Cristo,
dice Lutero, cometió adulterio por primera vez con la mujer de la fuente de
quien nos habla San Juan. ¿No se murmuraba en torno a Él? ¿Qué hizo entonces
con ella? Después, con Magdalena, enseguida, con la mujer adúltera, que
absolvió tan livianamente. Así, Cristo, tan piadoso, también tuvo que fornicar
antes de morir”.
“Ciertamente Dios es grande y poderoso, bueno y
misericordioso, pero estúpido: Deus est stultissimus. Es un tirano.
Moisés procedía, movido por su voluntad, como su lugarteniente, como verdugo
que nadie superó, ni aún igualó, en asustar, aterrorizar y martirizar al pobre
mundo”.
En otra blasfemia convierte a Dios en el verdadero
responsable por la traición de Judas y la desobediencia de Adán: “Lutero llega
a declarar que Judas, al traicionar a Cristo, procedió bajo la imperiosa
decisión del Todopoderoso. La voluntad de Judas era dirigida por Dios que lo
movía con su omnipotencia. El propio Adán, en el paraíso terrenal, fue obligado
a proceder como procedió. Estaba colocado por Dios en tal situación, que le era
imposible no prevaricar”.
En un panfleto titulado “Contra el pontificado romano
fundado por el diablo”, no llamaba al Papa de “Santísimo”, según la costumbre,
sino de “infernalísimo”, y agregaba que el Papado siempre se mostró sediento de
sangre.
A propósito de las sangrientas persecuciones de Enrique
VIII contra los católicos de Inglaterra escribió a Melanchton: “Es lícito
encolerizarse cuando se sabe qué especie de traidores, ladrones y asesinos son
los Papas, sus cardenales y legados. Le complacería a Dios que varios reyes de
Inglaterra se empeñaran en acabar con ellos. Castigamos a los ladrones a
espada; ¿por qué no hemos de agarrar al Papa, a los cardenales y a toda la
pandilla de la Sodoma romana y lavarnos las manos en su sangre?”.
Tanto Hitler como el comunista Honnecker le homenajearon.
En el cuadro de Lutero muerto, de Lucas Furtenagel, se revela,
en la grosería de los rasgos, la nota característica del demagogo lleno de sí
mismo, del alborotador cuya predicación tantos errores, tanta rebelión
difundió, y tanta sangre hizo derramar. Pero la primera impresión que sobresale
inmediatamente es la sensualidad, el amor excesivo a los regalos de todo tipo,
produce una sensación dolorosa. Su fisonomía expresa sobre todo la avidez de
los placeres del cuerpo.