RUPTURA – 02/09/2024
El 26 de octubre de 1958 los cardenales reunidos en el cónclave
eligieron al cardenal Siri, en la foto, como sucesor del Papa Pio XII. Él
aceptó, convirtiéndose en Vicario de Cristo con el nombre de Gregorio XVII y a
las 6 de la tarde la chimenea de la Capilla Sixtina anunciaba la elección con
la fumata blanca a los numerosos fieles allí reunidos, mientras la Radio
Vaticana proclamaba: “No hay absolutamente ninguna duda, el Papa ha sido
elegido”. Pero pasaba el rato y el Papa no salía al balcón a dar la bendición…
Resultó que en el interior algunos cardenales modernistas
le transmitieron al nuevo Pontífice el recado de un emisario: la Unión
Soviética no quería un Papa anticomunista como él, y que si no renunciase tiraría
una bomba atómica sobre el Vaticano. Las extraordinarias pruebas nucleares soviéticas
habidas en los días previos daban credibilidad a la amenaza. Rusia, precisamente la que Pio XI y Pio XII no quisieron consagrar
al Inmaculado Corazón de María como Ella pidió.
Gregorio XVII, cuya respuesta debería haber sido convocar
de una Cruzada contra el comunismo, optó por la defección aludiendo “graves
razones de Estado”.
Luego anunciaron que el humo blanco había sido un error y
dos días después eligieron al candidato del Kremlin, el masón Roncalli, que
para celebrar su coronación puso fin a los ensayos atómicos. Andréi Sájarov
afirmó que no existían razones científicas para esos ensayos sino motivaciones
políticas.
Evidentemente la renuncia de Gregorio XVII, bajo la
coacción del chantaje atómico, no fue válida, al igual que tampoco lo fue la
elección de Roncalli. Desde entonces la secta modernista se hizo con el control
de lo que hasta esa fecha había sido la Santa Sede, rompiéndose así la Sucesión
Apostólica, es decir la legítima representación de Nuestro Señor Jesucristo.
Por tanto, todos los sucesivos ocupantes del Vaticano,
Roncalli, Montini, Luciani, Wojtyla, Ratzinger y por supuesto Bergoglio, que
además es hereje público y notorio, no son verdaderos Papas de la Santa Iglesia
sino antipapas de la antiglesia profetizada por Ana Catalina Emmerich hace más
de 200 años.
Esto se hizo patente en el conciliábulo “Vaticano segundo”
y la estructura pseudo eclesiástica que les sigue no es más que una parodia de
la verdadera Iglesia al servicio de la Revolución.
Escritos posteriores del propio cardenal Siri, así como
declaraciones del P. Malachi Martín y del historiador Paolo Perrotta, no dejan
ningún lugar a dudas.