AUSTRIA –
24/10/2025
Con la anexión
de Austria a la Alemania nazi en marzo de 1938, los destinos de los dos países
quedaron íntimamente unidos. Las devastaciones causadas por los ejércitos
alemanes, a los cuales se incorporaron los contingentes austriacos, durante la
Segunda Guerra Mundial, fueron imputadas naturalmente a ambas naciones.
Al final de la
guerra, los aliados decidieron mantener la existencia política de Austria,
aunque sujetándola a un período indefinido de ocupación. Su territorio fue
dividido en cuatro partes, que fueron entregadas respectivamente a los aliados:
Francia, Estados Unidos, Inglaterra y la Unión Soviética. La parte soviética
cubría la llamada baja Austria, la más rica, por los pozos de petróleo,
agricultura, industrias y en ella estaba la ciudad de Viena. Los rusos tenían
como objetivo quedarse definitivamente hasta tal punto que, en 1950,
incentivaron un golpe comunista en Viena, con la intención de apoderarse de
toda Austria.
Con esas
sombrías perspectivas, el sacerdote capuchino Petrus Pavlicek se dirigió el 2
de febrero de 1946 al principal santuario mariano del país, Mariazell, a rezar
y pedirle luces para atender las necesidades de su pueblo. En cierto momento
percibió, con toda claridad, una voz interior que le decía: “Haced lo que os
digo y tendrán paz”. Más tarde supo que esas palabras habían sido las mismas
pronunciadas por la Virgen María a los tres pastorcitos en Fátima.
En febrero de
1947 fundó un movimiento en el que las personas se comprometían a rezar el
rosario, de forma que durante las 24 horas del día alguien estuviese pidiendo
la conversión de los pecadores, la paz y la liberación de Austria. Se dedicó
entonces a recorrer el país con una imagen de Fátima. En cada ciudad o aldea,
conseguía más adhesiones a la Cruzada Reparadora del Santo Rosario. Más de
500.000 personas se habían comprometido a participar de aquel inmenso clamor de
oraciones.
Promovió en el
día de la Fiesta del Nombre de María, 12 de setiembre, una gran procesión anual
en la que participaban muchas autoridades como el primer ministro Leopold Figl,
en la foto. Esa fiesta fue instituida en 1683 por el Papa Inocencio XI para que
toda la Cristiandad conmemorase la intervención de la Santísima Virgen dando la
victoria a los ejércitos católicos contra los turcos en Viena.
Mientras tanto,
durante esos 8 años se realizaron en Londres 260 reuniones entre representantes
de las naciones vencedoras y una delegación austriaca, sin que se llegase a
ninguna resolución sobre la ocupación de Austria. Inesperadamente el régimen de
Moscú anunció que en noventa días retiraría todas sus tropas. El 15 de mayo los
representantes de las cuatro potencias ocupantes firmaron en Viena el Tratado
de Independencia definitiva del país. Austria se liberaba de la ocupación
aliada y, sobre todo, de la ocupación soviética. Caso único en la historia del
comunismo hasta entonces. El 26 de octubre de 1955, el último soldado de las
tropas de ocupación dejó el suelo austriaco.
Es el caso de
recordar que en Ámsterdam la Señora de todos los Pueblos dictó una pequeña
oración para ser preservados de la corrupción, de las calamidades y de la
guerra, pero muy pocos la rezan…
fatima.pe
