MOISÉS


 

MOISÉS – 14/06/2025

Jacob tuvo doce hijos, que fueron los jefes de las doce tribus que formaron el pueblo hebreo. Los más célebres fueron: Judá, cuya tribu dio varios reyes al pueblo de Dios y el Salvador del mundo, Leví, cuya descendencia fue consagrada al servicio de los altares, y José, una de las más admirables prefiguras del Redentor por su vida llena de acontecimientos extraordinarios.

José fue vendido como esclavo por sus hermanos, movidos por la envidia contra él. Dios dispuso sin embargo de tal manera los acontecimientos que José terminó siendo ministro del poderosísimo faraón de Egipto. Con motivo de una hambruna terrible, acogió en aquel país a sus hermanos con sus respectivos descendientes. En Egipto Dios cumplió la primera parte de sus promesas al cabo de dos siglos formando los descendientes de Abraham un verdadero pueblo.

Oprimidos brutalmente por un faraón los hebreos fueron liberados por Moisés, una de las mayores figuras de la Historia. Para forzar al faraón a liberarles, Dios mandó a Egipto diez terribles plagas, pero arrepentido el rey de haberlos dejado marchar, envió un ejército que les alcanzó en las playas del mar Rojo. Los hebreos viéndose en ese extremo peligro se espantaron y comenzaron a murmurar. Les dijo entonces Moisés: “Tened confianza y veréis hoy las maravillas de Dios”. A continuación, extendió el brazo hacia el mar y enseguida sopló un viento constante que dividió las aguas. Avanzaron los hebreos a pie levantándose las aguas a derecha e izquierda como altas murallas.

Cuando los egipcios vieron que los israelitas se les escapaban, se precipitaron detrás, pero de repente se introdujo la confusión más espantosa en sus filas, y todos clamaron: “¡Huyamos de Israel, el Señor combate contra nosotros!”. Ya era demasiado tarde. De nuevo Moisés extendió su mano hacia el mar, el abismo se cerró y el ejército del faraón quedó sepultado bajo las aguas. Sucedió en el año 1645 antes de Cristo.

Tres meses después de salir de Egipto, montaron sus tiendas junto al monte Sinaí, donde Dios iba a hacer la alianza con ellos y darles la ley. Al amanecer del tercer día apareció el monte cubierto de espesa niebla, de la cual salían relámpagos y truenos. La cumbre expelía humo y llamas, y toda la montaña se estremecía. En ese mismo sitio resonaba, cada vez más fuerte, un estruendo de trompetas. Todo el pueblo estaba aterrorizado. Moisés avanzó hasta el pie del monte, justo frente a Dios, que por medio de él hablo a Israel, dándole el Decálogo.

No obstante, frecuentemente el pueblo se rebelaba contra Moisés y contra Dios, a pesar de los prodigios que el Señor operaba a su favor. Por eso tuvieron que hacer una enorme peregrinación a través el desierto, antes de entrar en Canaan.

Moisés no debe ser considerado solamente como un jefe o conductor del pueblo de Dios, sino también como un gran profeta y como el más antiguo y notable de los historiadores. Por sus cualidades de liberador y legislador del pueblo hebreo, es incluso prefigura de Jesucristo, salvador de los hombres y autor divino de la nueva ley.

Dirigidos por Josué, los hebreos vencieron a los pueblos idólatras que habitaban en Canaan. A pesar de los crímenes y maldades cometidos, Dios cumplía así la segunda parte de las promesas hechas a Abraham.