PARAÍSO


PARAÍSO – 26/11/2024

Mientras el mundo occidental se preparaba para las celebraciones navideñas, una noticia trágica, publicada con poco destaque, llamó la atención de algunos lectores. Se trataba de una información de las agencias de noticias fechada en Colonia: según datos recopilados por la Guardia Fronteriza, unas 4.000 personas de la Alemania comunista habían intentado huir a la parte occidental de Alemania, cruzando de una u otra manera la cortina de hierro en los primeros 10 meses de 1965. Solo 1.233 lo consiguieron.

Evidentemente lo que 4.000 personas osaron un incontable número lo deseó. Muchos, contenidos por temor a represalias contra sus familiares, ni siquiera lo intentaron. Otros quedaron paralizados por el explicable terror al riesgo que eso conllevaba. Pero a pesar de esos riesgos, 400 alemanes cada mes prefirieron emprender la fuga, sacados de quicio por los horrores del “paraíso” comunista.

De la atmósfera trágica en que esas evasiones se desarrollaban da testimonio la foto en la que vemos a una anciana de 78 años en una casa situada en el sector soviético de Berlín cuyas ventanas daban al sector occidental. La pobre septuagenaria decidió salir por la ventana del segundo piso, apoyándose en una cornisa para de ahí lanzarse a la red que los bomberos desplegaron abajo. Algunos comunistas, que se enteraron, tuvieron la cobardía de intentar retenerla agarrándole por el brazo. Al final, ayudada por la gente, consiguió soltarse y caer sobre la red satisfactoriamente. Esta fotografía bien podría pasar a la historia como símbolo del martirio de todo un pueblo, precisamente uno de los pueblos más cultos y civilizados de la Tierra.

Existen otros testimonios gráficos de los edificios berlineses, mostrando el resultado de evasiones como esta, con todas las ventanas que daban al sector occidental tapiadas, revelando así la convicción de que su tiranía es de tal manera execrada, que huirían de ella por cualquier agujero posible sus desafortunadas víctimas.

Esas fotos no ilustran únicamente lo malo que es el comunismo sino también a qué grado de insensibilidad moral llegaron amplios sectores de Occidente que ante tales hechos aceptan un modus vivendi con los comunistas en la política interna de los países libres.

La maldad del comunismo no es en él un mero accidente, que igual podría existir como no existir. Es una consecuencia necesaria de sus concepciones filosóficas y morales. Es la expresión más refinada de la malicia diabólica, ya en esta vida terrena, de los que luchan por Satanás, sus pompas y sus obras.

El que ama el peligro en él perecerá, dice la Sagrada Escritura. De alguna manera es amar el peligro, cerrar los ojos a su gravedad y aceptar las astutas maniobras con las que el adversario nos intenta liquidar, como es en la actualidad la silenciosa invasión islamista de Europa inducida por Rusia.