NAVAS – 23/08/2024
Fue el 16 de julio del año 1212 que las
huestes cristianas destrozaron el ejército musulmán en las Navas de Tolosa.
Para comprender lo que representaban los musulmanes en la
Península Ibérica consideremos que Almanzor protagonizó aproximadamente cincuenta
campañas contra los reinos cristianos desde el año 977, cuando obtuvo su
primera victoria en tierras de León. Devastaba sistemáticamente los territorios
en lugar de ocupar o colonizar. Entre las ciudades que fueron destruidas de
forma brutal destaca Barcelona en la que, en el año 985, utilizando grandes
catapultas lanzaban piedras de hasta quinientos kilos para destruir las
murallas, así como miles de cabezas de cristianos. La barbarie fue total ya
que, después de traspasar sus muros, pasó a cuchillo a la mayoría de los
hombres que la defendían y esclavizó a una buena parte de las mujeres y los
niños. A continuación, quemó las viviendas. La política de terror fue constante.
De León volvió con mil cautivos tras asesinar a cientos de soldados y después
de arrasar Simancas las aguas del río se tiñeron de rojo por la sangre
cristiana. Destruyó poblaciones como Zamora, León, Coímbra, Astorga, Pamplona,
Manresa, Aguilar o Montemayor dejando miles de muertos. Cuando no consiguió
tomar Sepúlveda se cebó en sus alrededores. Su odio al cristianismo, inspirado
en el Corán que llevaba a las batallas, le hizo asolar Santiago de Compostela,
aunque Dios no permitió que destruyese el sepulcro del Apóstol. Saqueó los
monasterios de Sant Cugat del Vallés, el de San Pedro de las Puellas y el de
San Millán de la Cogolla que además lo incendió. Se calculan en decenas de
miles el número de cristianos que esclavizó, especialmente mujeres y niños ya que
la mayoría de los hombres eran sacrificados. Las crónicas cristianas le
califican como una bestia.
Así es que, frente al peligro musulmán, y por consejo del
arzobispo de Toledo Jiménez de la Rada, el Rey Alfonso VIII de Castilla pidió
al Papa Inocencio III que declarase Cruzada su campaña contra el islam, lo que
efectivamente hizo otorgando las mismas indulgencias que a los que habían
partido para liberar el Santo Sepulcro en Tierra Santa. Enseguida comenzó a
predicarse por toda Europa respondiendo príncipes de los más diversos pueblos
con sus respectivas mesnadas.
Al llegar los cruzados a las montañas de Despeñaperros
encontraron los pasos tomados por los moros, pero surgió providencialmente un
pastor que les indicó el desfiladero desguarnecido por donde consiguieron
plantarse frente al ejército almohade en el lugar llamado las Navas de Tolosa. La
voz del pregonero ordenó a todos aprestarse para el combate del Señor y el
grito de júbilo estallo en las tiendas de campaña. Celebrada la Santa Misa y
recibidos los sacramentos salieron al campo abierto en orden de batalla. Sonaron
las trompetas indicando la señal de ataque y lo que allí pasó pondría los pelos
de punta a los cínicos pacifistas que dicen que ninguna causa justifica la
violencia. Miramamolín huyó a caballo con los supervivientes.
El arzobispo acompañado por los clérigos entonó el Te
Deum en acción de gracias y en el calendario pasó a celebrarse esa fecha
como el triunfo de la Santa Cruz. Esta victoria fue decisiva en el avance de la
Reconquista.