CORONA –
30/11/2024
La corona de
Adviento fue instituida por el Papa San Gregorio I el Grande con el fin de
preparar a los fieles para la conmemoración de la venida de Cristo, cuatro
domingos antes de Navidad.
A medida que
nos acercamos a la noche entre todas sagrada, la compunción va cediendo lugar a
la alegría. Hasta el momento en que, en las pompas festivas de las
celebraciones litúrgicas navideñas, los fieles de todas las naciones se sienten
ungidos por el júbilo sacral descendido desde lo más alto de los Cielos, y en
cada pueblo, en cada hogar, en el interior de cada alma se difunde como un
bálsamo de aroma celestial, la impresión de que el Príncipe de Paz, el Dios
Fuerte, el León de Judá, el Emmanuel, está con nosotros. Aquello que tan bien
expresa el villancico Stille Nacht.
Según la
tradición la corona de Adviento, símbolo de la Navidad, se monta con una corona
de ramas de pino, o similar, adornada con flores, frutas, bolas, cintas y
cuatro velas. Adviento significa venida y cada cosa tiene su simbolismo. La
forma circular de la corona significa que no tiene principio ni fin. Es señal
del amor de Dios, que es eterno. También, representa nuestro amor a Dios y al
prójimo que nunca debe terminar.
El verde de las
ramas es el color símbolo de esperanza y vida. Dios quiere que esperemos su
gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de la vida. El
anhelo más importante debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios.
Las cuatro
velas simbolizan la obscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo
aleja de Dios. Después del pecado original Dios fue dando poco a poco a los
hombres la esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas
la corona. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los
siglos se fueron iluminando cada vez más con la proximidad de la llegada de
Cristo.
Las velas se
encienden de una en una, durante los cuatro domingos de Adviento, a la hora de
la oración. Las manzanas rojas que adornan la corona representan el fruto del
paraíso terrenal con el que Adán y Eva trajeron el pecado al mundo. Pero,
también nos recuerda la promesa del Salvador.
La orla roja
representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.