SANDRA


SANDRA – 23/08/2025

La actriz Sandra Mozarowsky, hija de diplomático ruso y madre española, falleció a los 18 años al precipitarse desde un cuarto piso por el balcón de su madrileña casa en la madrugada del 24 de agosto de 1977, según la versión oficial. Lo que pasa es que esa versión resulta totalmente inverosímil y su familia cree que fue asesinada.

Se da la circunstancia de que su amante, Juan Carlos de Borbón, entonces rey de España, la dejó embarazada casi de cinco meses y se marchó con otra.

Sandra amenazaba con dar a conocer su romance y descubrirlo todo a la prensa haciendo pública su relación y la identidad del padre de la criatura que llevaba en sus entrañas. Llegó a contactar incluso con una revista del corazón italiana. Se puso muy insistente. No se le pasaba por la cabeza abortar, y mucho menos, por tanto, suicidarse. En unas declaraciones que algunos entendieron enigmáticas y extemporáneas aseveró que “el aborto es un crimen. La vida humana es una cosa muy seria”.  Antes de esa relación secreta y oscura, había proclamado que no había perdido la virginidad.

El periodista Pablo Blas, en su novela “Escrito en un libro” afirma que “no fue un suicidio ni un accidente. Fue un crimen de Estado. Estaba embarazada del rey y la tiraron”.

Dos meses después de las primeras elecciones la actriz amenazaba con dar a conocer la historia y la paternidad en una revista del corazón italiana. Aquello hubiera sido un terremoto que hubiera hecho temblar a la monarquía. Hay que tener en cuenta que la mentira de una Familia Real unida, con un matrimonio feliz, se ha mantenido hasta antes de ayer, y esa falsa estabilidad fue presentada por los monárquicos más cómplices como argumento a favor de la institución en términos de ejemplaridad.

El principal sospechoso de ese doble asesinato es Juan Carlos de Borbón. Tenía un móvil, silenciar el escándalo, y los medios, los aparatos del Estado, el Centro Nacional de Inteligencia. Esta institución ha dedicado buena parte de sus esfuerzos a facilitar las infidelidades de Juan Carlos y a encubrirlas.

Hoy es el caso de recordar ese nefando crimen, así como su sanción de la ley del aborto que abrió paso a un río de pecados que claman a Dios por venganza y la traición a los españoles aparentando ser un caballero siendo en realidad un sinvergüenza. Ser a favor de la monarquía no es apoyar a cualquier Herodes.

Por cierto, ahora su hijo continúa el trabajo al servicio de la Revolución como demuestra su complicidad con la invasión de las hordas musulmanas que vienen a imponer la ley islámica, pero él ni se inmuta, como si no pasase nada, igual que haría Sancho Panza disfrazado de Capitán General del Ejército.

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