TITANIC – 15/04/2025
La tragedia marítima más recordada de todos los tiempos
fue el lujoso transatlántico Titanic que se hundió en su viaje inaugural. Era el
mayor barco del mundo y había quien pensaba que nada lo podría hundir, de tal
manera que no fue equipado con suficientes botes salvavidas.
El carguero británico Californian realizó repetidos avisos
informándole de la existencia de icebergs en esa ruta del Atlántico, pero la última
respuesta que recibió fue: “¡cállate que estoy ocupado!”, despachando mensajes
banales de los pasajeros, y a ninguno de esos avisos se hizo caso, continuando
la navegación a toda máquina ya que la naviera había presionado al capitán para
reducir al máximo el tiempo de la travesía.
La orquesta tocaba, la gente bailaba, se descorchaban
botellas de champagne, los camareros iban y venían. A las 23,40 avanzaba el
navío cuando de repente el vigía en medio de la oscuridad de la noche vio a
menos de 500 metros un iceberg delante del barco elevándose unos 30 metros
sobre el nivel del agua, hizo sonar la campana tres veces y
telefoneó inmediatamente al puente de mando, pero el choque fue inevitable. El
ingeniero constructor que viajaba a bordo calculó su irreversible hundimiento
en dos horas. Pasados 25 minutos de la media noche se ordenó subir a los botes
salvavidas, primero a las mujeres y los niños. Mientras tanto, la orquesta siguió
tocando para evitar el pánico. La evacuación se hizo lentamente, ya que la
mayoría de los pasajeros no creían posible el hundimiento. A las 02,17 horas
los músicos dejaron de tocar, justo antes de que se cayera la chimenea que
tenían delante de ellos. Poco después, la gran vidriera se rompió, provocando
la destrucción de la escalera principal, entrando el agua en todas las zonas de
proa. A continuación las luces parpadearon por última vez y se apagaron. La
popa fue levantada por el peso sumergido de la proa dejando al descubierto las
hélices. Con la proa sumergida y el aire atrapado en la popa, esta permaneció a
flote durante dos minutos más, elevándose en un ángulo casi vertical con
cientos de personas aún aferradas a ella. La popa se iba llenando de agua
hasta hundirse totalmente 2 horas y 40 minutos después de la colisión. Sobre las
4 de la madrugada el buque Carpathia llegó a tiempo para rescatar a los
supervivientes.
La prensa en Nueva York titulaba que todos los pasajeros
del Titanic habían sido rescatados después de la colisión, detallando que la
tripulación permanecía a bordo mientras era remolcado a Halifax. El Daily Mail
contaba que se había hundido, pero sin pérdidas humanas. En las oficinas de la naviera
White Star tranquilizaban a los familiares de los pasajeros, asegurando que el
accidente no había sido grave. En realidad, habían muerto 1.500 personas.
Llama la atención la concatenación de negligencias fruto
del optimismo de la época, como el hecho de que el vigía no tenía los prismáticos,
siendo que de haberlos tenido la tragedia podía haberse evitado. Ese optimismo
a toda prueba, que no se altera ante las más evidentes manifestaciones de que
las cosas van mal, indica una insensibilidad con los planes de la Providencia y
en último análisis, un divorcio entre los hombres y Dios.
Cuando se le preguntó al capitán del buque Californian
sobre el caso, contestó: “¡Yo les avisé!”. Toda una metáfora para el mundo
moderno que en repetidas apariciones marianas como las de París, Lourdes,
Fátima, Ámsterdam, y Akita, la Señora avisó de la catástrofe bíblica hacía la
que el mundo camina.