SOCIALISTAS –
15/07/2025
El partido
socialista de España, que ahora se atrinchera en el poder cometiendo todo tipo
de crímenes, fue fundado por un marxista llamado Pablo Iglesias en 1910 y
afirmó en el Congreso de los Diputados que al presidente del partido conservador
Antonio Maura debían asesinarle para evitar que subiese al poder. Apenas dos semanas después Maura sufrió
un atentado en Barcelona recibiendo dos balazos, uno en la pierna y otro en el
brazo. El odio de Iglesias
por Maura era palpable, chocaron a nivel ideológico y por temas como la ley de
represión del terrorismo, cuyo objetivo era rebajar la violencia que empezaba a
fraguarse en las calles. Atacó abiertamente a la clase política, religiosa y
militar: “El partido que yo represento aspira a concluir con todos los
antagonismos sociales y esta aspiración lleva consigo la supresión de la
Magistratura, la supresión de la Iglesia, la supresión del Ejército y la
supresión de otras instituciones necesarias para este régimen actual”. Afirmó
igualmente que utilizarían la legalidad mientras les permitiese conseguir sus
objetivos y cuando no fuese así trabajarían en la clandestinidad.
Con semejante
fundador no es de extrañar la multitud de crímenes cometidos por los
socialistas a lo largo de la historia, como por ejemplo el de José Calvo
Sotelo, político monárquico y diputado por Orense. El 13 de julio de 1936 un
comando de milicianos dirigido por el socialista Fernando Condés, criminal
condenado por la insurrección revolucionaria de 1934, pero amnistiado por el
Frente Popular, fue a buscarle de madrugada a su casa. Le dijeron que no era
una detención, sino una convocatoria urgente a la Dirección General de
Seguridad. Intentó resistirse, pero no tuvo más remedio que acompañarles.
Apenas llevaban doscientos metros recorridos cuando el militante socialista
Luis Cuenca le disparó dos tiros en la nuca, al estilo soviético, matándole
casi al instante. Arrojaron el cadáver a las puertas del cementerio de la
Almudena. Fue el prólogo de la guerra civil.
Otro episodio
memorable en el currículum socialista fue el mayor robo de la historia de
España. El propio Indalecio Prieto escribió que el partido socialista no podía
vanagloriarse de haber saqueado el Banco de España. En mayo de 1936 la reserva
española de oro había sido registrada por las estadísticas internacionales como
la cuarta más grande del mundo. En la madrugada del 14 de septiembre entraron
en el Banco de España fuerzas de carabineros y milicias, enviadas por el
Ministerio de Hacienda. Al cajero principal, viendo que no le gustaba que se
llevasen el oro, lo “suicidaron” en su despacho. Obtenidas las llaves de la cámara acorazada,
durante varios días los agentes del Gobierno socialista estuvieron extrayendo todo
el oro allí depositado. El metal precioso se colocó en cajas de madera de las
utilizadas habitualmente para municiones. En camiones fueron transportadas a la
estación de tren, de allí por vía férrea hasta Cartagena, donde se guardaron en
el polvorín de una base naval, y sigilosamente durante tres noches las 7.800
cajas de oro de un peso aproximado de 75 kilos cada una, cargadas en los buques
Kine, Neve y Volgoles, que zarparon el 25 de octubre en dirección al puerto
soviético de Odessa. El 6 de noviembre llegó el oro a Moscú.