SIMPLIFICACIÓN – 03/05/2024
El libro Disfrutar de una vida sencilla explica
que en Estados Unidos existe una corriente de opinión arraigada cada vez más
cuya denominación equivale a “simplificación”.
Mucha gente ha quedado hastiada de llevar un ritmo de vida
extenuante establecido como norma en décadas anteriores. Millones de americanos
reducen las horas que emplean en ganarse un salario y sus gastos con el
objetivo primordial de disponer de más tiempo para consagrarlo a sus sueños
vitales, a las personas queridas y al voluntariado. No les vale la pena
mantener un ritmo tan frenético ni trabajar más para comprar más. Tras
incontables y eternas horas de trabajo lo que han conseguido es poseer muchos
artefactos propios del estilo de vida moderno, pero luego apenas les queda
tiempo para disfrutarlos.
Recomienda para tener una vida menos complicada escapar
un par de días a un lugar tranquilo, como una cabaña en el bosque, para mirar
dentro de uno mismo y meditar. Reducir el desorden eliminando todos los
cacharros que abarrotan la casa, liberarse de los trastos guardando lo que no
necesitas en una caja y cuando pase un año tirarla o regalarla, si no ha hecho
falta ya no hará falta. Dejar los zapatos en la entrada ayudará a mantener la
casa limpia. Simplificar el vestuario, pocas prendas y combinables entre sí es
el secreto de un vestuario simple. Saldar las deudas, pocas cosas agobian tanto
como las deudas, hipotecas, mensualidades, etc. Trabajar donde se vive o vivir
donde se trabaja. Dedicar gran parte de la vida a lo que se quiere. No vivir
para trabajar. Simplificar los hábitos culinarios con platos menos laboriosos. Hacer
ayuno con zumos o fruta un día a la semana. Moderar la velocidad para poder disfrutar
de los viajes. Si no es fácil, mejor no hacerlo. Dedicar tiempo para admirar la
puesta de sol. Deshacerse de los automóviles y de todos sus gastos e
inconvenientes. Es necesaria la búsqueda de la luz
espiritual para recuperar el equilibrio mental y físico.
Así hay quienes prefieren viajar en trenes que circulan a
sólo 50 kilómetros por hora, en vez de desplazarse con los modernos trenes de
alta velocidad. Hay paisajes y estampas que sólo se pueden disfrutar en los
vagones a vapor de un ferrocarril a la vieja usanza. En Italia diferentes
asociaciones de gestión del patrimonio ferroviario han luchado por la
recuperación histórica de líneas que estaban en vías de extinción. El resultado
es una propuesta turística original, de calidad y que va ganando adeptos desde su
puesta en marcha. El más conocido quizá sea el famoso Orient Express, el
tren de lujo que cruzaba Europa, desde París a Constantinopla. Pero las
opciones de trenes turísticos están al alcance de cualquiera. Los trayectos se
realizan en locomotoras de vapor y vagones ferroviarios de la época, viajando
por itinerarios que combinan inusual naturaleza, historia y respeto por las
tradiciones. Un convoy al estilo de la Belle Epoque discurre por un
itinerario de fábula que nos transporta al tiempo de su nacimiento, cuando el
Imperio Austro Húngaro dominaba el centro de Europa. La panorámica de los Alpes
Dolomitas a bordo de este tren histórico es impagable. Del Piamonte italiano
hasta Locarno en el sur de Suiza es seguramente el viaje con más emoción puesto
que está lleno de curvas y precipicios. Italia y Eslovenia están unidas con el
Transalpino, Trieste con la localidad turística de Bled, el litoral adriático
con los montes Abruzos, entre otros. En la foto uno similar de Escocia.