COLONIZACIÓN –
20/10/2025
La Edad Media
estaba todavía próxima y por causa de eso las preocupaciones religiosas tenían
todavía en el espíritu humano el rango que deberían tener y que
desgraciadamente perdieron en los siglos sucesivos.
A raíz de eso,
el siglo XV, y sobre todo el siglo XVI, fueron siglos marcados por las
agitaciones religiosas que tuvieron como resultado la pseudo Reforma
Protestante, con todas las agitaciones, las crueldades, los errores, los
extravíos, que la Reforma Protestante trajo consigo.
Pero también
tuvieron como reacción la Contrarreforma Católica, en la cual, los españoles
tuvieron una larguísima importancia. Basta recordar los dos nombres de San
Ignacio de Loyola y Santa Teresa de Jesús, o también, de San Pedro de
Alcántara, para que se tenga idea de la importancia de los españoles y
portugueses en la Contrarreforma.
Esa
Contrarreforma fue un movimiento religioso de rechazo a la Reforma, y de
defensa y elevación, de purificación de los valores y principios eternos de la
Iglesia Católica. Eso trajo choques que produjeron necesariamente, de parte de
unos como de otros, crueldades. Pero por causa de eso no se va a decir que los
grandes hombres de la Contrarreforma y los grandes agitadores de la reforma no
fueron más que criminales. Sería una visión que en una historiografía sana se
rechazaría de plano.
En la obra de
las navegaciones, de los descubrimientos y de la colonización hubo cosas
magníficas, pero hubo también cosas muy censurables. Hubo crueldades muy
grandes, hubo también actos de clemencia y generosidad extraordinarios. Y se
debe ver unas cosas como las otras como practicadas muchas veces por hombres
que tenían en sí mismos esa contradicción. En el cuadro Colón es recibido por
los Reyes Católicos en Barcelona.
Por ejemplo, la
obra de las misiones de los jesuitas en Sudamérica fue una gran obra que
desgraciadamente fue destruida por políticos de las metrópolis contrarios a la
Iglesia Católica: Pombal, Aranda, y muchos otros. Pero fue una obra de
civilización, de culturización de los indios que les rescató de un estado de
cosas que tenía a su vez aspectos interesantes, pero también aspectos
terribles.
Se habla con
muchos elogios de los incas, de los aztecas, etcétera, como si fueran
civilizaciones monumentales y en las cuales sólo habría lo que elogiar, pero
tenían banquetes de carne humana, el hábito de cebar los prisioneros destinados
a los holocaustos a fin de que tuvieran después una carne buena para ser
comida, exactamente como se hace hoy en día con las aves y con otros animales,
el canibalismo, en una palabra. En muchas tribus indígenas del estado salvaje,
la homosexualidad. ¡Cuántas otras aberraciones había en las condiciones de vida
de los indios de América en aquel tiempo!
Destruir
aquella situación, libertar los indios de aquella esclavitud verdadera, más
terrible que la esclavitud que los blancos establecieron para los negros y para
ciertos indios, en algunos países, liberarlos de eso es una liberación que fue
ejecutada con asomos de codicia, de vanidad y ambición. No fueron un modelo de
dulzura los hombres gigantescos que abatieron el Imperio Azteca, que
enfrentaron el salvajismo de los indígenas, no fueron un modelo de dulzura,
podrían haberlo sido, pero no lo fueron. Pero también imaginar que de un lado
toda la bondad son los indios, y de otro lado toda la crueldad son los blancos,
es una vista grosera de la historia que hace sonreír cuando no causa
indignación a los espíritus justos.