SAMURÁIS

                                                                                       
  
     

SAMURÁIS - 04/12/2024

En Japón floreció un régimen feudal bastante desarrollado. Una de las glorias de esa nación es haber intuido los principios de sabiduría que fueron los fundamentos del feudalismo medieval y de haberlo hecho de tal manera que cotejándose ambos regímenes se constatan trazos de semejanza.

Es característica inherente al régimen feudal cierta noción patriarcal de grandeza del señor feudal, como padre y como protector de sus vasallos. En la concepción feudal los términos padre y señor son análogos. El padre es señor de sus hijos. El señor es padre de sus vasallos. El señor asume la plena protección de sus vasallos y los defiende contra los enemigos externos. Tal defensa de los vasallos incumbe más al señor que al rey. De donde se deriva que algunas características en las construcciones feudales de la Edad Media son factores de seguridad, solidez y estabilidad. Pero, simultáneamente, tales características reflejan cierta altanería, cierto desafío, cierto arrojo propio de un poder que está continuamente en guerra. Guerra llevada, no raras veces, a la exageración, incluso en contra del poder real, que llegó a ser muy debilitado en Japón por el feudalismo, exactamente como lo fue a cierta altura de la Edad Media en Francia.

Aunque los daimios, que eran los grandes señores feudales japoneses, hayan sido hombres muy guerreros, las pinturas y porcelanas los representan como hombres terribles en el combate, fue sobre todo la nobleza inferior de los samuráis la que se hizo legendaria por un coraje extraordinario. El término samurái, se refiere propiamente al guerrero.

Hay, sin embargo, una nota distintiva del samurái en relación al guerrero europeo medieval. Este continuaba siendo guerrero hasta la médula de los huesos incluso cuando descansaba. El japonés, evidentemente, combatía en la guerra como un león, pero a la hora del descanso dejaba la lucha a un lado y su mente tomaba otro rumbo.

Existe otro aspecto que hace difícil para los occidentales comprender la mentalidad de los poderosos soberanos feudales que en el Japón de hoy se transformaron en directores de empresas. Un occidental que estuvo en ese país, entró en una oficina por cuestión de negocios y quedó impresionado al ver la consideración con que era tratado el director de la empresa. Cuando los secretarios u otros empleados entraban en su despacho, hacían grandes reverencias. Extrañado, preguntó cuál era la razón de ese comportamiento y le dijeron que, en general, los directores de empresa pertenecen a la alta nobleza y, aún hoy, son tratados con toda la deferencia con la que el plebeyo se relacionaba con la nobleza en la época feudal. De modo que mientras la alta nobleza occidental, salvo honrosas excepciones, perdió su estatus en la sociedad actual, en Japón la nobleza no perdió su rango y continúa dirigiendo el mundo empresarial, lo cual es un factor importante en la propulsión económica del país.

 

JAVIER

 

JAVIER – 03/12/2024

Hoy es la fiesta de San Francisco Javier, nacido de familia noble, apóstol de las Indias y del Japón, patrono de las misiones.

En su biografía Daurignac transcribe una carta suya dirigida al rey de Portugal Juan III que poseía importantes tierras en la India, en dirección a Macao y cerca de China, donde él ordenaba a sus vasallos que hiciesen todo lo posible para promover la fe.

No obstante, Francisco Javier que ejercía allí su apostolado, verificaba que eso no ocurría y que aquellos hombres conspiraban para impedir que la fe católica se propagase. Muy probablemente serían cúpulas podridas oponiéndose a los designios del rey con una acción subrepticia, oculta, camuflada.

Entonces le escribe reprochándole que manda órdenes, pero no se encarga de castigar su desobediencia. No basta mandar, es necesario castigar a quien desobedece, porque si no las órdenes solas son una veleidad sin valor, que no podrá alegar ante Dios el día del juicio. Tiene obligación de castigar la desobediencia, máxime que cuando la recaudación de impuestos no va bien él castiga. Castiga la mala recaudación de impuestos y no castiga la conspiración contra la religión porque ama más los bienes materiales que la religión. Le pregunta qué alegará cuando Dios le llame a juicio. Acordaos que Él os puede llamar a cualquier momento, sin más posibilidad de enmienda. Una grave enfermedad, un accidente, un atentado, cualquier cosa que ponga fin a vuestra vida. El rey morirá irremisiblemente y enseguida comparecerá ante Dios. ¿Qué le dirá a Dios sobre el uso que hizo de su poder?

El desempeño del poder debe ser antes al servicio de la fe que del dinero y no hay uso efectivo del poder de quien manda y después no castiga a quien desobedece. Esos son los dos grandes principios que están subyacentes en la carta en virtud de los cuales se dirige al rey.

Nótese con qué libertad un gran santo se dirige a un gran rey, uno de los potentados de la Tierra en aquel tiempo y cómo el empleo del mandato apostólico lleva a la persona a tener una franqueza, a tener un denuedo que antiguamente tenía un bonito nombre. Al referirse a esa franqueza desagradable utilizada por los que hablaban en nombre de Dios, se decía “franqueza apostólica”.

Es la franqueza del apóstol, la franqueza de quien representa a Dios y tiene el derecho de hablar así. Por tanto, tiene el derecho de decir las cosas más desagradables y tiene el derecho de ser oído. Con eso las brasas estaban encendidas sobre la cabeza del rey y cuando muriese tendría que prestar cuentas a Dios.

Todo eso es lógico y es bello, pero todo eso está enmohecido, no por algo intrínseco a sí mismo sino porque los hombres decayeron de tal manera que no aceptan ya esos principios y no quieren oír más ese lenguaje. Incluso afirman calumniosamente que eso es falta de caridad. Ahora, esto es lo que decía una gran santo de la Iglesia católica, este era el lenguaje de los santos.

 

MANIOBRAS


MANIOBRAS – 02/12/2024

Recordamos una maniobra de hace 48 años para señalar que ha sido a base de medio siglo de manipulaciones de la opinión pública cómo hemos llegado a las puertas de una nueva guerra civil en España.

Corría el año 1976 cuando la Sociedad Cultural Covadonga difundía el libro titulado “La Iglesia del silencio en Chile. Un tema de meditación para los católicos españoles”. En él se mostraba con abundante documentación la complicidad del clero de la antiglesia en la ascensión del comunismo al poder en ese país. El propio “cardenal” Silva Henríquez llegó a declarar ser lícito a los católicos votar en el candidato marxista Salvador Allende.

En noviembre de ese año un resumen del libro fue publicado en la revista Resistencia, órgano de la entidad, y 1.061 sacerdotes firmaron una declaración de apoyo a las tesis del libro en el cual se mostraban las analo­gías del caso chileno con la situación española.

El documento de los sacerdo­tes junto con un manifiesto comenzó a ser publicado gradualmente como publicidad en 28 de los periódicos más importantes bajo el titular: La Iglesia del silencio en Chile, una denuncia que conmueve al país y transpone los Andes.

La Revolución esperaba contar con la omisión y complicidad del clero frente al socialismo por lo que la gran difusión de ese documento ponía en un aprieto sus planes en España. Había que hacer algo para distraer la atención del público. Y entonces, ¡oh casualidades de la vida!, en esos días, el 2 de diciembre, sucedió un secuestro con aires de desafío al Estado por parte de unos comunistas. Secuestraron nada menos que al presidente del Consejo de Estado, Antonio María de Oriol y Urquijo. Mientras las publicaciones de la Sociedad Covadonga iban saliendo el cautiverio se mantenía y para que no decayese la atención del público el 24 de enero suman un nuevo secuestro: el teniente general Emilio Villaescusa, que aparece en la portada del diario ABC con el titular: CONMOCIÓN NACIONAL.

Las primeras informaciones oficiales incurrían en contradicciones como suele ocurrir en este tipo de montajes y una vez finalizadas las publicaciones en la prensa del incómodo manifiesto, el 9 de febrero a la hora de comer, 4 hombres llaman a la puerta del piso madrileño donde ambos “secuestrados” se encontraban, el que les custodiaba abre tranquilamente, le reducen y les dicen que ya se ha terminado.

En el juicio los secuestrados declararon que no les amenazaron de muerte, ni vieron más armas ni explosivos que las dos pistolas con las que les secuestraron, no habían sufrido malos tratos físicos ni morales, sino todo lo contrario. Hasta fueron a la farmacia para traerles un medicamento. Permanecieron juntos en la misma casa haciendo vida normal. Desayunaban y pasaban la mañana leyendo y paseando. Algunas veces jugaban a las cartas. A mediodía una cocinera les preparaba la comida y escuchaban las noticias en televisión. Incluso disponían de una edición del Nuevo Testamento para leer.

Por su parte los secuestradores declararon ante el juez que la familia Oriol les había ofrecido 5.000 millones de pesetas a cambio de la liberación de su pariente, pero que desestimaron la oferta porque no se ajustaba a los objetivos que se pretendían con el doble secuestro. Ambos secuestros formaban parte de la misma operación. Se les aplicó una ley de amnistía anteriormente votada por el Parlamento así que se fueron tranquilamente a su casa.