ALMAS


 

ALMAS – 01/11/2024

El culto a todos los santos abarca el culto a todas las almas que están en el Cielo, aunque sean almas no canonizadas, porque, en algún sentido de la palabra, cualquier alma que está en el Cielo, que se haya salvado, es un alma santa. Está en la presencia de Dios, ve a Dios cara a cara y es completamente del agrado de Dios.

Naturalmente, el número de personas que están en el Cielo es incontable. Así es que la Iglesia no tiene posibilidad de prestar culto adecuadamente a todos los santos canonizados, y menos aún de dar culto a un número enorme de almas que están en el Cielo, que realmente no se sabe si se salvaron o no, pero que ya están en la presencia de Dios.

A todas esas almas tenemos razones para rezar, tenemos razones para pedir la protección de ellas, pero hay, naturalmente, algunas que tienen una relación especial con nosotros, y que, si bien no nos hayan conocido en esta vida, ni nosotros las conozcamos, por esta relación que tienen con nosotros, evidentemente son intercesoras de nosotros. Es el caso en este día encomendarse a esas almas.

Esas almas son principalmente las que pertenecieron a nuestra misma familia espiritual, o similar. ¡Cuántos cruzados murieron luchando en Tierra Santa, en España y Portugal por la Reconquista, en el Norte de Europa, luchando por la subyugación de los pueblos paganos!

Son almas hermanas nuestras, porque nosotros comprendemos, como ellas comprendieron, la luz especial, el esplendor que hay en colocar la fuerza al servicio de la fe y en representar el triunfo de la fe basado en un brazo fuerte, en un ánimo aguerrido, en una disposición de sacrificar la vida, de sacrificar todo para obtener la victoria de la causa católica.

Las almas de los que murieron en la Vandee, en la insurrección Carlista, los Sanfedistas que lucharon contra la Revolución en el sur de Nápoles, los Zuavos Pontificios que luchaban heroicamente para impedir que los Estados Pontificios cayeran en manos de los garibaldinos como muestra el cuadro de la batalla de Mentana, los Cristeros y ¡cuantos más!, son nuestras almas hermanas. Están en el Cielo, rezan por nosotros especialmente, como nosotros, cuando estemos en el Cielo, rezaremos y actuaremos por los que combatan la Revolución en la Tierra, si aún no fue derrotada.

San Ezequiel Moreno es un alma que luchó contra la Masonería, Monseñor Delassus que escribió “La Conjuración Anticristiana”, cuantos hombres pasaron su vida entera luchando, por amor a Dios, contra las Fuerzas Secretas y fueron perseguidos, oprimidos, a veces asesinados como el presidente ecuatoriano García Moreno. Todos estos son almas hermanas de las nuestras. El Cielo está lleno de almas así y debemos recurrir a ellas especialmente.

Es a todas esas almas que hoy, día de Todos los Santos, prestamos culto. No el día de Difuntos en que recordamos las almas del Purgatorio.

Santa Teresita del Niño Jesús prestaba un culto encantador a sus hermanos muertos bautizados, antes del uso de razón. Ella decía que eran los santos de su familia. Su familia iba a tener una santa mucho mayor, pero eran santos de su familia.

Todos tenemos en nuestras familias personas que murieron en edad prematura, y que realmente tienen esta gracia, fueron bautizadas y van directamente al Cielo sin haber sufrido. A todos ellos debemos rezar, especialmente en el día de hoy.