ARTE



ARTE – 11/07/2025

La civilización cristiana estimuló el arte en todas sus formas, incluso en la vida cotidiana, como se ve en el arca de novia del siglo XVI.

Los estilos artísticos no son la producción de un equipo de artistas, sino que son obra de una sociedad entera. Los artistas no son propiamente los creadores del estilo en una sociedad, sino sus intérpretes, sus propulsores en la línea en que se va desarrollando la propia mentalidad social. Es lo que explica también que, en los estilos verdaderamente producidos por una sociedad, lo práctico y lo bello, los elementos de utilidad física y las características de expresión mental se fundan armónicamente. La vida mental se entrelaza tan íntimamente, se embebe tan profundamente, se entraña tan indisociablemente en la vida material, como el alma en el cuerpo. Y es en esta interpenetración donde está la garantía de la autenticidad de una y otra.

Cuando en una familia se adquiere un objeto, digamos un armario. ¿Qué es más importante, que sirva para guardar ropas, o que por su aspecto acentúe la expresión del ambiente material del hogar? Al construir un palacio de Justicia. ¿Qué es más importante, su utilidad práctica para el funcionamiento de los órganos de la judicatura, o la majestad y gravedad que debe impregnar el ambiente judicial expresando la naturaleza más profunda de la función de juzgar? En vez de escoger entre el armario materialmente útil y el espiritualmente útil, o en vez de escoger entre el palacio sólo materialmente adecuado y el palacio sólo espiritualmente adecuado, habría que comenzar por rechazar ambos. El hombre tiene el derecho y el deber de ser lo suficientemente exigente como para no contentarse con un objeto que preste malos servicios a su alma o a su cuerpo.

El fin inmediato, propio, natural de un armario no consiste en ser una especie de condensación doctrinal o de mentalidad. Lo que le es más propio es guardar convenientemente las ropas. Pero, como el servicio prestado al alma vale más que el que se presta al cuerpo, en cierto sentido es más importante la función educativa de un mueble que su aspecto práctico. Lo mismo se debe decir de la sociedad temporal considerada en su conjunto. Su situación no puede ser considerada normal más que cuando proporciona condiciones de existencia y de progreso satisfactorias tanto para el alma como para el cuerpo. La recíproca influencia entre las dos esferas llevará incluso los progresos obtenidos en cada una a repercutir favorablemente en la otra. Cualitativamente, sin embargo, es muy verdadero que los beneficios del espíritu son más importantes que los de la materia. Y por esto, aunque le pese a cierta mentalidad moderna, es más importante para un país tener una cultura propia, un estilo propio, costumbres, instituciones, leyes en consonancia con el ambiente nacional, que una perfecta canalización de aguas y de alcantarillado.