MANIOBRA
– 29/10/2024
Al
patrocinar los golpes de Estado en África, Rusia ha producido una formidable
desestabilización de Europa con la llamada “emigración”.
En
África Occidental Francia y Estados Unidos han perdido toda su influencia. Esta
parte del continente africano ha quedado bajo el influjo de Rusia, de China y
bajo las presiones del fundamentalismo islámico aliado del comunismo.
En
Níger, por ejemplo, la suspensión de la ayuda norteamericana ha facilitado al
régimen en el poder en Niamey el distanciarse cada vez más de la democracia.
Las exigencias y el modelo de Washington han alentado a los militares que
gobiernan a rechazar el modelo liberal y proclamar que los nigerianos tienen el
derecho a elegir a sus socios. Níger ha sumado su voz a las de Mali y Burkina
Faso para seguir el referente de Rusia y China.
El
Gobierno de Estados Unidos añade a su lista de preocupaciones el acercamiento
entre Teherán y Niamey, motivado por los yacimientos de uranio. Teniendo en
cuanta las ambiciones nucleares de la república islámica el uranio del país
africano lo convierte en una amistad peligrosa. En este sentido, China y Rusia
tienen un gran monopolio de ciertos minerales. Son elementos difíciles de
encontrar en estado puro tal como se utilizan en los teléfonos móviles, en
otras tecnologías de comunicación y en armamento de última generación.
Ahora
son la Rusia y China comunistas quienes han tomado el dominio de esta zona de
África. Una ola de autoritarismo se ha apoderado de esta amplia región,
volviendo a cuando la vieja Unión Soviética movía sus fichas en el tablero
africano.
Estas
naciones del Sahel no han cesado de reforzar su cooperación militar y económica
con Rusia y son la nueva cabeza de puente de su propaganda en el continente. La
Inteligencia rusa ha promovido los cambios de regímenes y ha creado un
importante aparato de propaganda en todo el continente. Lo hacen en nombre de
una nueva organización llamada “Iniciativa Africana” creada en Moscú el año
pasado.
Las
nuevas autoridades de Níger no esperaron para derogar el pasado mes de
noviembre la ley que penalizaba el tráfico ilegal de inmigrantes, adoptada bajo
la presión europea. Poco después intensificaron su cooperación militar con
Rusia. Desde entonces, la capital de los tuareg y encrucijada de las rutas
migratorias, ha recuperado su estatus de centro de transacciones rentables
vinculadas a las vías migratorias. De ahí arranca buena parte del tráfico de
personas hacia la costa atlántica.
Esta
política de reapertura de la emigración es una estrategia y un desafío a
Europa, que asfixiada por el movimiento migratorio masivo y sin control está
entrando en una inestabilidad política y económica sin precedentes, lo cual
prepara los planes de conquista de Moscú y Pekín.
También
es cierto que los jóvenes africanos que luchan contra la pobreza y la falta de
perspectivas no necesitan que Putin les diga mucho para coger la carretera y
dirigirse al Atlántico o al Mediterráneo, como demuestra el aumento de las
llegadas desde 2023 a través de España, Italia o Grecia.
Rusia
y de China están detrás de esta maniobra geopolítica de invasión migratoria que
forma parte de esta tercera guerra mundial no convencional.